Revista Cine

400

Publicado el 22 diciembre 2011 por Gcpg
400 22 de diciembre. El país se levanta con los bolsillos llenos de décimos de lotería. 400.000 euros al décimo. Se dice pronto... Unos más, unos menos, pero raro es quien no juega nada: no vaya a ser que le toque a Fulanito... ¿Y si toca en el bar donde tomo café por la mañana?... ¡Cómo no comprar una participación a esos muchachos tan ilusionados con el fin de curso!... En fin, lo más probable es que esta noche nuestros décimos y participaciones estén en la papelera. Con la suerte que tenemos... ainssss... 400.000 euros en los tiempos que corren. ¡Con lo bien que nos venían! 400.000... 400... 400...
¡¡¡400!!! ¡¡¡Si a eso venía yo!!! ¡¡¡Esta es nuestra entrada número 400!!!  
Comenzamos este camino el 23 de marzo de 2009 sin saber muy bien dónde nos metíamos ni lo que nos iba a deparar esta aventura. Sin saber si en dos días recularíamos o si seguiríamos andando. Si íbamos a estar solos o no íbamos a encontrar con algún amigo. Dos años y 9 meses después podemos decir que el camino no se nos ha hecho nada pesado y que queremos seguir recorriéndolo junto a vosotros. Porque 400 entradas después tenemos claro que lo mejor de este blog sois vosotros, los que nos acompañáis: algunos hablando, comentando, otros en una compañía silenciosa. Tanto unos como otros nos animáis a seguir recorriendo múltiples géneros y estilos, comentando las más variadas películas, conociendo un poco más a directores tan diferentes como Kurosawa (con quien inauguramos el blog), Murnau, Vidor, Hathaway, Ophuls, Truffaut... ¡Espera, espera...!
¡¡¡Truffaut!!! ¡¡¡400!!! ¡¡¡Los cuatrocientos golpes!!!
Parece mentira que de 400 entradas no hayamos dedicado ninguna a esta película. Sobre todo teniendo en cuenta que se encuentra entre las favoritas de algunos miembros del Grupo. Truffaut reflejado en la figura de Antoine Doinel. En este caso, su película debut, un jovencísimo Antoine Doinel, un jovencísimo Truffaut.  Reflejo de esa etapa en la que ya no eres tan niño pero aún no eres adulto, cuando todos los acontecimientos se viven de una forma mucho más intensa si cabe. Un niño -no tan niño- que sale de una infancia no demasiado feliz y que acabará en un reformatorio (Truffaut sabía de lo que hablaba). Antoine Doinel lo dice todo con su mirada: melancolía, soledad, tristeza, vivacidad, rabia... Antoine Doinel se siente incomprendido. En su casa. En la escuela. Busca evadirse. Escapa de los lugares que le oprimen. También se refugia en la lectura (adora a Balzac) y, cómo no, en el cine. Huidas físicas y mentales. Antoine Doinel no puede estar encerrado. Y vuelve a escapar. Corre hacia el mar. Corre y corre. Y lo seguimos. Corre y corre alejándose de todo y de todos. Corre, libre. A lo mejor su libertad dura poco, pero ¡qué le importa! ¡Si un segundo de libertad verdadera vale un mundo! Búsqueda de una vida nueva, búsqueda de la felicidad. Y, de repente, el mar. Ese mar que se descubre ante sus ojos, ante nuestros ojos espectadores y espectantes. Un mar que a la vez que te muestra un horizonte infinito, infinitas posibilidades, te deja atrapado y te hace pequeño. Y nos topamos con su mirada. De nuevo su mirada: triste y profunda; también rebelde y valiente.
A propósito del final, señalaba Truffaut:
"No se puede poner un final optimista porque la vida no es optimista; tampoco se puede poner un final pesimista porque sería un desastre comercial. Es necesario un final que incluya los dos. De ahí el final de 'Los 400 golpes' y el de casi todas mis películas. Hago finales ambiguos, siempre pensando un poco en Chaplin. Es su idea de marchar por la carretera y cruzarse con los policías, es la idea de la libertad amenazada. Creo que es la verdadera solución."
400
Final ambiguo. Un poco como este final de año que tenemos a la vuelta de la esquina. Un poco como cualquier final de año. Dejamos atrás un año que a lo mejor no ha sido todo lo bueno que deseábamos. Y  se abre uno nuevo, incierto, impredecible. A lo mejor no es todo lo bueno que deseamos (ojalá sí lo sea), pero estaremos aquí escribiendo, hablando y disfrutando de una buena película, de un buen libro, de vuestra compañía, con vuestra compañía. Siguiendo nuestro camino, deseando alcanzar otras 400 entradas más y volver a celebrarlo todos juntos.
Gracias.

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