* Crítica de 'A propósito de Llewyn Davis' ('Inside Llewyn Davis'; U.S.A., 2013), de Joel y Ethan Coen, con Oscar Isaac.-
A buen seguro que la fiel legión de seguidores de los hermanos Coen —esa pareja traviesa y socarrona que, a la chita callando, ya exhibe una filmografía más que consistente, erigida a lo largo de un par de décadas—, podría poner sobre el tapete un buen puñado de argumentos cinéfilos para justificar su devoción por el cine de esta fraternal pareja; a mí, como integrante de dicha legión, el que me parece más convicente radica en el hecho de que estén confeccionando una de las galerías de perdedores más variada, estrambótica y atractiva que quepa encontrar en el cine de todos los tiempos. Una galería a la que viene a sumarse, como último de sus integrantes, Llewyn Davis, ese músico aspirante al éxito en la efervescente escena folk del Nueva York de los primeros 60 que, después de unos inicios prometedores, ve como su carrera se estanca en el marasmo de la irrelevancia, engullida por el frenesí de nuevos intérpretes que surgen sin parar, haciendo del triunfo algo tan efímero como volátil, pese a lo cual él insiste en intentarlo, inasequible a todo contratiempo.Llewyn Davis podría ser cualquiera de esos innumerables artistas anónimos que, en ese tiempo y lugar, desarrollaron un periplo similar al suyo; y, en tal sentido, representa el arquetipo de manera fiel y convincente. Pero los Coen dotan a este iluso y pertinaz muchacho, incapaz de desprenderse de un punto de arrogancia adolescente, de empaque y personalidad propios, y consiguen convertirlo en algo más que ese arquetipo, gracias a una acertada combinación de elementos: una peripecia personal comprimida, coherente y bien trazada, en la que prima la contumacia de Davis en no ceder a su empeño (un tanto suicida) como músico; una encarnación a través de un actor (Oscar Isaac), que resulta creíble en su gesto y su expresión, teñidos siempre de la melancolía del luchador que se sabe de antemano derrotado por un entorno hostil; y, sobre todo, una luz, pálida, gris y mortecina (tanto en exteriores como en interiores) que no solo da tono ambiental a la historia, sino que dibuja a su personaje protagonista con más hondura que cualquier otro elemento específico, incluida esa música, que, a través de piezas de encanto folk indiscutible, va trufando el metraje. No por ello la cinta llega a convertirse en una propuesta de alto nivel: pesan en su debe aspectos como la escasa consistencia de su trama, más urdida a base de pequeños apuntes que hubieran podido dar más juego bajo una estructura narrativa más ‘impresonista’, pero no lo hacen tanto en un relato de desarrollo lineal, o la poca enjundia de sus personajes secundarios, que orbitan alrededor del protagonista sin añadirle poco más que pinceladas definitorias a través de un juego de relaciones en las que jamás se profundiza (ni siquiera la presencia de un habitual como John Goodman, histriónico y atrabiliario según acostumbra en sus trabajos con los Coen, resulta especialmente destacable). Termina, pues, resultando evidente que es ‘A propósito de Llewyn Davis’ una película más de personaje que de historia, lo cual no tendría por qué resultar ningún hándicap a priori, pero se echa en falta un cierto cuidado en los detalles accesorios que otras películas de esta dupla sí que muestran sobradamente: ésas que integran lo más granado de su filmografia, y entre las cuales, me temo, no alcanzará un hueco este retrato de glorioso perdedor. Pero eso es algo que sólo el tiempo dirá. Toca esperar...CALIFICACIÓN: 6 / 10.-
* En la imagen: Oscar Isaac, protagonista de la película.- Imagen proveniente del fondo de Wikimedia Commons (autora: Katrin Neuhaus).-