Revista Cocina

A vueltas con el Tupperware

Por Dolega @blogdedolega

My Morning ritual

Bueno, parece que hoy toca meterme en un jardín y todo por culpa de mi carnicero.

He salido esta mañana a comprar, como buena ama de casa y a mucha honra y al estar en la carnicería ha llegado una chica treintañera con niños calculo que de seis y tres años respectivamente.

Mi carnicero, hombre amable y buen comerciante, la recibió con un simpático saludo y le preguntó que qué tal las vacaciones y el verano.

La chica, empezó a desgranar los inconvenientes del verano con los niños y lo cansados que llegarían al colegio por las largas vacaciones. Hasta ese momento yo estaba entretenida en mirar las maravillosas legumbres que mi tendero trae de Ávila, Segovia y Salamanca, mientras esperaba mi turno para pedir.

De repente oigo a la joven madre que con rotundidad absoluta comenta:

-Y ya para rematar, en este curso que viene los niños terminarán desnutridos, porque los que no tenemos dinero para pagar el comedor del colegio, tendremos que mandarlos con un bocata, porque si me van a cobrar porque mi hijo use el comedor porque lleve un tupperware, ya me contarás el ahorro. Así que se tendrá que quedar en el patio comiendo un bocata ó irse al parque.

Al oír semejante estupidez, no pude menos que levantar la cabeza de los garbanzos y mirar a la “nutricionista” en cuestión. La miré, miré a los niños y pude notar que iban bien vestidos y no daban señales de malnutrición ni los niños ni ella, que por cierto cinco kilos menos la dejarían mucho más mona.

Según la joven madre de esta mañana, el culpable de la futura desnutrición de sus hijos será el malvado colegio que le cobrará porque sus hijos hagan uso del comedor del colegio. Eso sí, exigirá por supuesto que ese mismo comedor tenga aparatos para calentar la comida, instalaciones adecuadas para que sus hijos coman de manera cómoda, confortable y personal que se encargue de que no jueguen a los dardos con las patatas fritas.

En su defecto sus hijos se verán abocados a comer bocatas de chopped sentados en el suelo del patio escolar ó lo que es peor, sándwiches de mortadela sentados en el banco del parque más cercano.

La cosa hubiera quedado en una mera opinión personal bastante desacertada sino fuera porque llevo días leyendo noticias y artículos en la misma dirección.

A ver señores, que si no tengo dinero para pagar el comedor del colegio del niño, comedor que por otra parte en muchos casos da una comida más que deficiente desde el punto de vista nutricional, tengo bastantes alternativas para que mi hijo se alimente de manera correcta. Desde sacrificarme y por cansados que lleguemos a casa después del trabajo hacer una cena equilibrada para subsanar el déficit alimentario del medio día, hasta reunirnos todos los padres afectados y buscar soluciones conjuntas.

Nos quejamos de una sociedad amuermada y borreguil pero somos incapaces de solucionar por nosotros mismos hasta lo que nos atañe directamente. Queremos que “Gran hermano” nos solucione todos nuestros problemas. Somos torpes y desconfiados para unirnos y buscar soluciones efectivas y creativas para solventar los problemas. Sentimos vergüenza de decir “yo tampoco puedo” y perezosos para decir “vamos a pensar cómo podemos unirnos y darle de comer a nuestros hijos”.

Una cosa es el estado del bienestar, donde los servicios públicos básicos se encargan de mantener una calidad para toda la población y otra cosa es que pretendamos que el estado nos solucione la vida en todos sus aspectos y si no lo hace es el responsable de nuestras desgracias.

Eso ya está probado. Se llama comunismo y ya fracasó, ya se demostró que repartir la pobreza es un mal sistema. Que una sociedad contemplativa esperando el maná oficial, al final obtiene hambre equitativamente repartido y sin posibilidad de protestar ó salir de esa situación porque si lo hace, el gulag es su destino.

Tenemos que ser capaces de solventar nuestros problemas por nosotros mismos. Hasta que eso no ocurra, no tendremos la fuerza y la consciencia para espolear a nuestros dirigentes para que solucionen los grandes problemas del país de manera eficaz.

No deseo un estado omnipresente en mi vida, quiero un estado formado por los mejores que funcione de manera eficaz, mientras la sociedad está permanentemente vigilando que los dirigentes hagan lo que tienen que hacer en los grandes asuntos, que los pequeños ya nos los solucionamos nosotros.


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