Ha muerto Iván Zulueta, el hombre que fue vampirizado por su propia película, el artista devorado por su obra, el director que se jugó la vida por el cine, el genio atrapado en un agujero de tiempo de esos que tanto le gustó moldear.
Es muy difícil encontrar artistas excepcionales y mucho más saberlos congelados en una maldita crisálida de hielo y heroína.
No hemos podido saber cuánto se habría perdido. Sabemos que hemos perdido un genio.
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