Revista Cocina
Recuerdo que tengo uso de razón, desde mi más tierna infancia siempre tuve pasión y admiración por la naturaleza.
De siempre me gustó leer sobre estos temas y sobre todo me maravillaba viendo los documentales sobre naturaleza que emitían por televisión, programas que aún hoy en día sigo con especial interés, ya sea Natura, National Geographic (tengo todas las revistas desde su primer número publicado allá por el año 1988), o cualquier canal o programa de documentales sobre naturaleza.
Fiel seguidora de Felix Rodriguez de la Fuente, a partir de los años 60, que nos ayudó a redescubrir la vida animal desde su lado más salvaje y sobre todo a apreciarla; pero mientras Felix lo hacía sobre la tierra, Cousteau reinaba bajo las aguas.
Sus maravillosas películas nos hacen bucear por las profundidades marinas; he de reconocer que las tenemos todas, solemos verlas y disfrutarlas contagiados por la misma pasión por la mar, por la vida marina y el buceo. Una afinidad que compartimos mi marido y yo, con tan genial biólogo, investigador y oceanógrafo, el primer hombre que desveló al mundo las maravillas de los océanos.El capitán Jacques Cousteau, fue el hombre quien, junto al francés Emile Gagnan, inventó el famoso "Aqua-Lung" o pulmón acuático, y lo usó por primera vez; se trataba de un dispositivo que permitía respirar bajo el agua libremente sin la necesidad de un tubo de aire en la superficie, logrando crear así un sistema utilizado en la actualidad por todos los buzos del mundo. Su trabajo, su legado es de un valor incalculable para la humanidad.
Mi marido me enseñó a bucear, me abrió una ventana a otra dimensión real, al mundo submarino, me ayudó a “volar” bajo el mar y descubrir la increíble sensación de contemplar en persona lo que ya había visto una y otra vez en los documentales.Siento debilidad por la mar, por su flora, su fauna y aunque pueda parecer una incongruencia, son sus productos los que más influyen en mi gastronomía, los que más se consumen en “Mi cocina”.
En muchos de sus documentales se pueden observar a los cefalópodos, entre los que se encuentran los calamares, el pulpo y la jibia…los moluscos cefalópodos más conocidos y de los de mayor consumo humano.
¿Sabían que “cefalópodo” significa “pies en la cabeza”? el nombre se deriva del griego, kephale (cabeza), y pous o podos (pie).
Coger un pulpo, interactuar con él, llevarlo en la mano, acariciarlo, mirarle a los ojos….me encanta; pero son las jibias las que me “cautivan”; presente en nuestras aguas, sobre todo en primavera que se acercan a la costa para su reproducción y depositar sus huevos, los he llegado a ver emparejados, mimetizados, enterrados en la arena, cambiando de color, preciosos, amenazantes, atigrados, escapar con rapidez “a reacción” y vaciando al mismo tiempo la glándula de la tinta, dejando en el agua unos momentos de oscuridad, intentando aturdirme y despistarme como si yo fuese un posible depredador, ésa tinta tan apreciada por el fuerte sabor y perfume a mar; pero sobre todo es precioso verlos danzar con el movimiento de sus aletas parado entre dos aguas….un espectáculo hermosísimo.
Así es como las veo….la foto la realizó nuestro amigo Jose M. Ortega, mi instructor de buceo, gran fotógrafo submarino, pinchando AQUI podrán "bucear" en las profundidades marinas, gracias a él.
En nuestras costas andaluzas podemos encontrar dos especies de sepia: “sepia elegans” los llamados “chocos” con cuerpo redondeado y corto y “seppia officinalis”….la que en Málaga llamamos jibia…y a los pequeñitos “chopitos”.
Y en el mercado de Huelin, en ésta ocasión compré estos chocos que hicieron de un arroz, una delicia.
¿Cómo los preparé?
Ingredientes: Dos chocos por comensal, dos puñados de arroz bomba por comensal (más uno de regalo…como decía mi madre: más vale que sobre, que no que falte), un tomate pequeño pelado, un pimiento verde mediano, un trozo de cebolla blanca, cinco dientes de ajos pelados, aceite de oliva virgen extra (suelo usar de la provincia de Málaga….tira la tierra, pero aparte es de los mejores del mundo…todo hay que decirlo, sin menospreciar los demás), sal y agua.Si se quiere el arroz aún más negro añadir un sobre de tinta que suelen vender en cualquier supermercado.
Para hacerlo:
Picar el tomate, el pimiento, los ajos y la cebolla en trozos muy pequeños y reservar.En una paellera o sartén echar el aceite de oliva, cuando éste esté caliente, poner los chocos boca abajo, enteros (no hay que quitarlas absolutamente nada, sólo enjuagarlos previamente cuando llegan de la pescadería), taparlos con una tapadera (por si salta el aceite).Dejarlos unos diez minutos, se abrirá la piel por arriba y podrán quitar el “jibión” (estructura interna dura); una vez extraido, darles la vuelta y dejarlos hacer otros diez minutos.En ése momento agregar la verdura y dejarla pochar junto con los chocos, salando al gusto.Agregar el arroz, recuerden dos puñados por persona (y un puñado más), morear el arroz unos minutos y añadir dos vasos medianos por cada puñado de arroz de agua hirviendo. (en éste momento echar la bolsa de tinta si quieren darle más color y mayor sabor a mar)Darles la vuelta a los chocos, de forma que la parte de su cuerpo que queda abierta al quitarle el jibión quede pegada a la sartén. Dejar cocer durante diez minutos a fuego fuerte, pasado ése tiempo, otros diez minutos a fuego lento.Si el arroz “pidiera” más agua, añadir siempre agua hirviendo.
¡¡ Buen provecho y ya saben: disfruten de la mar !!