Cuando la semana pasada leímos que Dani García había inaugurado su restaurante en el Paseo de la Castellana de Madrid, nos lanzamos a Internet para intentar reservar... ¡y lo conseguimos!
Cada vez que veíamos o leíamos algo de él, lamentábamos las pocas probabilidades que teníamos de ir a Marbella a probarle a su restaurante o al Bibo original, así que su aterrizaje en la capital ha sido una gran alegría.
Lo primero, hay que destacar el local. Situado en pleno Paseo de la Castellana, a la altura de la glorieta Emilio Castelar, no pasa desapercibido. Decoración repleta de bombillas, por dentro y por fuera, evocando las ferias andaluzas. Un gran globo encima de la barra, redonda, centrada, a la entrada y un enorme atún que preside el comedor. Decoración cuidada hiper cuidada, realizada por Lázaro Rosa Violán, creador también del Diverxo de Dabiz Muñoz y de su próximo Streetxo en Londres, La cocina vista, la barra central, con sus cocktails y el volumen generoso de la música, sin llegar a ser estridente, le da al local un ambiente informal, tipo "after-work". Si no fuera por estos detalles, el local impondría al nivel de restaurante de lujo, con sus aparcacoches, incontables camareros y un servicio excelente.
Según nos sentamos, nos preguntaron si queríamos algún aperitivo, y nos trajeron tres lonchitas de jamón serrano selección de Dani García servidos sobre un cuchillo. Muy buen detalle traer tres, porque el tercer comensal iba en carrito y tenía quince meses... pero lo probó y le encantó. Nos sirvieron también pan de aceite de oliva con tomate exquisito y mantequilla para untarle y una ración de cortezas de cerdo aderezadas con un par de toques fabulosos.
Y nos traen la carta y empiezan los dilemas... ¡queríamos probarlo todo! Pero sólo éramos dos, así que no nos quedó más remedio que tomar decisiones. Es una carta bastante amplia, con tapas propiamente dicho, tamaño individual, sus clásicos, entre los que destaca su famoso gazpacho de cerezas, "ensaladas", productos del mar variados, atún en diversas versiones, embutidos, frituras, platos de pescado y platos de carne.
Pedimos consejo al maitre sobre el volumen de platos a pedir (y aprovecho para lanzar la propuesta de mejora de ayudar un poco a los clientes sobre la cantidad recomendada... y ya que estamos, si fuera posible tener medias raciones... así los que vayan de dos en dos, pueden probar más platos ;)) y finalmente decidimos:
- Brioche de rabo de toro desmigado, con una salsa muy rica (Andy dice que era la salsa que llevaba la hamburguesa Bibo del McDonalds y es probable porque se llama "salsa DG", jaja).
- Tapa de gazpacho verde de aguacate: Aquí tuvimos serias dudas. Queríamos probar el gazpacho de cerezas pero el plato original lleva queso fresco, así que nos decantamos por el de aguacate porque nos parecía preferible probar un plato original que pedir uno "sin queso", porque ya no es el suyo... No sé como estará el de cerezas, pero desde luego que el de aguacate estaba francamente bueno, con una textura muy suave y un sabor exquisito, que, increíblemente, pese al color verde, recordaba al gazpacho original.
- Tapa de kimuchi de mariscos: media lima de langostinos y vieiras al kimchi. Frescor máximo, con un ligero toque picante del kimchi. Recomendaban exprimirse un poquito de lima después de tomarse la tapa pero si no lo haces, tampoco pasa nada, porque el regusto que deja está muy rico.
- Atún con tomate y huevo frito: ¡Rebueno otra vez! Atún en su punto con una salsa de tomate natural y mezclándolo todo con un huevo frito roto, queda fabuloso.
- Tortilla de camarones XL: Para nuestro gusto, el peor plato de la noche. Muy grande para 2 (tamaño pizza, nos había dicho el maitre y no le faltaba razón) y un poco grasiento, así que acaba cansando un poco. Está bueno pero con un tamaño de "tortillita" sería suficiente (aquí me permito otra sugerencia: hacerlas de un tamaño más pequeño).
Llega el momento de los postres. Otra vez, de lo más apetecibles. Hay opción de fruta combinada con hierbas aromáticas y helado o bizcocho a elegir aparte de todo tipo de dulces para golosos. Dudamos entre una combinación de 4 chocolates con especias y lo que finalmente elegimos, "Nutella para morir". Era helado de Nutella (un pelín más de intensidad habría estado bien) rebozado en palomitas, con caramelo y avellanas. Fantástico remate a la cena.
La acompañamos con un refresco, un par de copas de cava Juvé y Camps Milesimé (6€ copa), agua y un café (3€) y salimos por 78 €. Una magnífica oportunidad para probar la esencia de un dos estrellas referente en nuestra cocina nacional.
Queremos destacar la presencia de Dani García en el restaurante. El hecho de que esté al pie del cañón las primeras semanas pese a ser un local tipo "gastrobar" y ser temporada alta en Marbella donde está su restaurante original, muestra su interés por que funcione.
También haría una mención a lo bien que hacen este tipo de locales para facilitar el acceso a la buena gastronomía. Hemos visitado varios (Estado Puro de Paco Roncero, Vi-Cool de Sergi Arola, Streetxo de Dabiz Muñoz) y aparte de concluir que es una tendencia en auge, éste lo diferenciaría de los anteriores por su puesta en escena más tipo restaurante (aunque sea informal) que los bares anteriores.