Revista Cocina
Bizcocho de pero, relleno de pero con canela y emborrachado con vino moscatel
Por Carmenrosa @MicocinaCR¿Te ha gustado la comida?...Sí, “pero”. ¡¡ Ni pero, ni manzana !!
Y ésa ancestral respuesta, en mi tierra, en Málaga, tenía su lógica. Hay "peros" y manzanas, los peros son amarillos, las manzanas eran rojas o verdes.
Y es que cuando mi madre me preguntaba ¿quieres un pero?, lo que me ofrecía concretamente era éste tipo de manzana.....
Con el paso del tiempo, la costumbre de llamar "pero" a ésta variedad de manzana, practicamente se ha ido perdiendo.
He leído que existen cerca de 1.100 variedades de manzanas en el mundo, de las cuales en el mercado, de consumo, se ofrecen apenas media docena…, entre ellas el "pero" que encontrabamos en Málaga de siempre, oriundo de Ronda, que pertenece a la familia de las Rosáceas, siendo una variedad de las denominadas de Otoño, con una serie de características que la diferencian del resto de manzanas.
Una de ésas manzanas, casi sin darme cuenta se convirtió en símbolo e imagen de Mi cocina. Una manzana verde...
Manzana, símbolo histórico de la humanidad que se remonta a miles de años de antigüedad; es la fruta que más simbología contiene, quizás por ser uno de los primeros frutos que el hombre aprendió a recoger.
Es la fruta más sana considerada la reina de las frutas y el afrodisíaco por excelencia. La manzana es símbolo de juventud, renovación y perpetuo frescor; frecuente símbolo de la sabiduría espiritual y de la inmortalidad (eterna juventud).
Es la fruta de la ciencia, la magia, la revelación…para los celtas era el árbol del más allá; para los galos el manzano éra el árbol sagrado, Merlín enseñaba bajo un manzano. La ley de la gravedad, descubierta por Isaac Newton, también fue debida a la caída de una manzana
La manzana mordida, tiene la virtud de hacernos recordar a aquellos que se atrevieron a morder el fruto del saber…..la que le dió Eva a Adán que les obligó a salir del Paraíso o aquella que envenenó una reina-bruja y mordió Blancanieves dejándola sumida en un profundo sueño.
Y la manzana patente también en la mitología griega, de hecho tanto en Roma come en la antigua grecia el dicho de “tirar manzanas a alguien”equivalía a la expresión de hoy en día de “tirarles los tejos a alquien”. Un ejemplo el Juicio de Paris, donde aparece la famosa manzana de la Discordia (y en el cuadro de Rubens puede apreciarse la manzana en la mano de Mercurio).
Pensando en las manzanas, en la simbología que esconden tras de sí, leyendo y buscando llego a descubrir que la manzana es sobre todas las cosas un símbolo de transformación completa; mi imagen en éste blog, en Mi cocina real incluso es: la transformación.
Transformación lenta, paulatina que se ha ido desarrollando en éstos casi seis años de existencia, año tras año, cada vez más valiente como Guillermo Tell, que colocó la manzana sobre la cabeza de su propio hijo. Aunque, pensándolo bien, la manzana también es el símbolo del pecado y la tentación, símbolo de la Tierra en la que habitamos.
Quizás, con la receta de hoy, les incito y les tiento a descubrir éste bizcocho, un pecado para el placer de degustar un dulce postre, un bizcocho de manzanas, relleno de manzanas.
Aunque he de confesarles que no me siento pecadora, ni incitadora de tentaciones gastronómicas a través de ésta bitácora virtual, pero sí, como parte del planeta tierra, me siento sobre todo cuando viajo, conozco y descubro….que realmente puedo llegar a ser una manzana, siendo ésta la mi imagen de Mi cocina.
Una manzana verde, combinación de dos colores, el amarillo color de la sabiduría (mental) y el azul, color de la verdad (espiritual), tiene una fuerte afinidad con la naturaleza, me recuerda a ella, su increible y maravilloso color significa vida, equilibrio, armonía, crecimiento, exuberancia, frescura …. Aunque a la vez es el color de la meditación y el descanso, un color que es positivo, con efectos sedantes que suele aconsejarse para ésas ocasiones en las que nos encontramos fatigados tanto física como mentalmente.
Hay quien cree que morder una manzana, o un pero, es el símbolo de la buena fortuna... ¿Vamos a morderla, por lo que pueda ser?.
En ésta ocasión, troceadita, horneada, humeante….dentro de éste dulce bizcocho, bañado con vino moscatel malagueño.
¿Cómo lo hice?
Ingredientes:
110 gr. de mantequilla, 150 gr. de azúcar moreno, un yogurt blanco (sin azúcar), dos cucharadas pequeñas de canela molida, dos huevos grandes, 140 gr. de harina de repostería, un sobre de levadura en polvo, un pero (una manzana amarilla), medio vaso pequeño de vino moscatel (a ser posible malagueño) y 50 gr. de azúcar glas.
Los pasos a seguir:
Precalentar el horno a 180º C y engrasar el molde con mantequilla derretida, echándole posteriormente harina (así conseguiremos que se despegue perfectamente el bizcocho una vez horneado).
Pelar el pero...vamos, la manzana y cortarla en rodajas.
En un cuenco batir la mantequilla y el azúcar hasta que la mezcla quede cremosa y homogénea.
Añadir el yogur y la canela, remover bien e ir echando los huevos, sin parar de batir, uno a uno.
Tamizar la harina y la levadura batiendo hasta que todo esté bien mezclado.
Echar la mitad de la masa en el molde y colocar una capa de rodajas de manzana, echar el resto de la masa y colocar encima otra capa de manzana.
Hornear durante unos cincuenta minutos aproximadamente, hasta que suba y se dore.
Mientras en un cazo llevar el vino a ebullición, añadiendo el azúcar, removiendo durante unos cinco minutos. Reservar caliente.
Sacar el bizcocho del horno y aún en caliente, “emborracharlo” ayudándose de un pincel o con una cuchara por la parte superior del mismo….
Deseando un dulce y buen fin de semana, les invito a hornear, animándoles una vez más que descubran mi tierra: Málaga. Sus maravillosos paisajes, sus bosques, montañas, lagos, rios, humedales, su cultura. su gastronomía....y el mar, siempre la mar.