Plato no apto para melindrosos, más fácil de comer si no
se piensa de que se trata, solo así se puede conseguir disfrutar este peculiar
manjar, ahí queda la receta para quien guste probarla
INGREDIENTES (4 personas)
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Cabezas de cordero: 2
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Patatas: 4
medianas
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Cebolla: 1 grande
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Ajos : 2
dientes
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Vino blanco: 100
ml
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Aceite: 100
ml
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Agua: 100 ml
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Tomillo: ½
cucharadita
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Pimienta: ½
cucharadita
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Sal: 2-3 cucharaditas
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Pan rallado: 2-3 cucharaditas
PREPARACIÓN
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Pedimos en la carnicería
que nos partan las cabezas por la mitad.
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Limpiamos las
cabezas, teniendo cuidado con los sesos.
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En un bol mezclamos
el aceite, el vino blanco, el agua, los ajos picados, el tomillo, la pimienta y
la sal (en la medida que lo podamos mezclar).
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Untamos el fondo de
la fuente de horno con un poco del aderezo anterior.
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Pelamos y cortamos
las patatas en rodajas de un dedo de gruesas, las ponemos en el fondo de la
fuente.
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Cortamos la cebolla
en juliana gruesa, la colocamos por encima de las patatas.
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Sobre la cama de
patatas y cebolla disponemos las cabezas con los sesos hacia arriba, protegemos
los sesos poniéndoles por encima un poco de pan rallado.
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Regamos todo bien
con el aderezo.
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Metemos la fuente en
el horno precalentado a 200ºC unos 60-80 minutos (el tiempo de horneado va a
depender del tamaño de las cabezas y del horno).
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Vamos dándole vuelta
a las cabezas cada 15-20 minutos y las rociamos con el jugo de la fuente, las
dejamos hasta que estén bien doradas.
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Si vemos que se va quedando
seco podemos añadirle algo de agua.