Título original: Chinas
Directora: Arantxa Echevarria
Guion: Arantxa Echevarria
Música: Marina Herlop
Fotografía: Pilar Sánchez Díaz
Genero: Vida normal, Social, Melodrama
Reparto: Shiman Yang, Ella Qiu, Xinyi Ye, Yeju Ji, Leonor Watling, Carolina Yuste, Pablo Molinero, Valeria Fernández
Argumento
En un colegio coinciden al comienzo de curso dos niñas chinas de 9 años.
Todo el mundo da por hecho que se harán amigas, pero absolutamente nada las une. Lucía, es segunda generación de inmigrantes. Se siente absolutamente española y solo piensa en integrarse con el resto de sus amigas del colegio.
Desearía tener unos padres “normales” como el resto de sus amigas, pero los suyos le avergüenzan constantemente porque no hablan español, trabajan más de 14 horas en el bazar y ni siquiera le permiten celebrar su cumpleaños en el Burger King.
La otra niña es Xiang. Es adoptada y con su rostro delata allá donde va que no es hija de sus padres. Xiang se pregunta por su familia biológica; ni se siente china ni se siente aceptada ante los demás niños en el colegio. Las dos niñas se cruzarán, separarán y acabarán siendo vitales la una para la otra en la búsqueda de su identidad.
Irregular película realizada por Arantxa Echevarría, que se ve bien y nunca aburre, siendo entretenida, amena.
Sin embargo dista bastante de ser redonda, existiendo y combinándose los elementos positivos con los negativos, que de todo tiene.
En líneas generales, para mi gusto, ganan los positivos, es decir, los ricos apuntes sociológicos de diversos mundos que se entremezclan, pareciéndose y distanciándose en costumbres, modos y vivencias, pero también existen momentos que no tienen la necesaria coherencia narrativa como para convencer del todo, resultando algo dispersa a veces.
Existen excelentes escenas, como la de la cena en la familia china del bazar, así como cuando las dos niña amigas, una china, otra de raza blanca, están juntas y juegan felices, pero también otras que no acaban de encajar ni de definirse con claridad, como las de los adolescentes, que no piensan más que en divertirse y no precisamente de la mejor manera posible.
Además, hay algunos diálogos y situaciones, lejos de ser creíbles, son muy exageradas en su discurso racista, como cuando en el supermercado la cajera dice a las clientas, que se han amontonado, aquello de:
"- A ver, las chinas por este lado y las personas por otro".
Pero se ve bien, con gusto e invita a la reflexión, al mostrar realidades que conviven cotidianamente con nosotros, pero no somos conscientes o simplemente no les prestamos atención.
Su valor sociológico no está en duda al exponer temas importantes como las raíces y la identidad, sí algo el modo en que se expresa el mensaje.