Revista Cine

Clásicos de la palomita: Gattaca

Publicado el 23 noviembre 2010 por Lapalomitamecanica
Un sueño inalcanzable
Clásicos de la palomita: Gattaca


Gattaca
es una de esas películas que da igual cuantas veces la vea, porque una y otra vez me sigue emocionando de la misma manera, sobretodo por la humanidad que destila su historia. Por ello, no podía dejar pasar la oportunidad de hablar sobre ella, aunque desde La Palomita también nos gustaría que nos hicieseis sugerencias sobre otras películas que os gustaría ver en esta sección.
Sin duda, creo que estaremos todos de acuerdo que Gattaca se ha convertido en un referente de la ciencia ficción aunque en su día fuera tratada con indiferencia tanto por crítica como por público. Andrew Niccol firma un film de culto que juega con el género de la ciencia ficción como trasfondo, pero que no deja de ser una historia de superación ante la adversidad en una sociedad cada vez más robotizada que nos trae a la memoria el libro Un mundo feliz de Aldoux Huxley.
Nos situamos en un futuro donde ya no importa lo mucho que puedas esforzarte para llegar a la meta, porque de antemano sabemos quién será el ganador. Los genes rigen ahora el destino de las personas, nace así una nueva clase social, la de los hijos de los hombres. La ingeniería genética se ha convertido en el proceso natural de tener hijos, algo parecido a bebes a la carta, donde todas las imperfecciones comunes del ser humano son eliminados. Andrew Niccol acierta de lleno con esa ambientación retro en un futuro cercano, dando la sensación de ser un mundo gris, donde lo diferente es una excepción.
Clásicos de la palomita: Gattaca
Sólo aquellos dotados de los mejores genes podrán alcanzar las cotas más altas de esta nueva sociedad, un nuevo elitismo que ya no lo marca el color de la sangre o la piel. Sin embargo, Andrew Niccol esboza este marco para adentrarse en temas mucho más profundos gracias a un guión sólido en el que nos relatan la vida de Vincent interpretado por un gran Ethan Hawkeen el mejor papel de su carrera.
Vincent es uno de esos chicos que fueron concebidos por el amor entre un hombre y una mujer. Lejos de cualquier laboratorio. Sin embargo, nada más nacer su futuro ya estaba escrito en sus genes, con una alta posibilidad de muerte prematura por fallo cardiaco. Gracias a los flash-backs que se intercalan en el desarrollo de la película, vemos como el personaje de Vincent se va definiendo desde su infancia como un personaje que no está conforme con las cartas que le han tocado jugar y que no está dispuesto de ninguna manera en abandonar la mesa. Desde pequeño ha soñado con el espacio y pese a que todo hacía indicar que su ilusión se desvanecería, nunca dejó de persistir. 
Gattaca trata sobretodo de la superación, de hacer frente a una batalla de antemano perdida, pero también del fracaso. La entrega de Vincent hace posible lo imposible, que su destino no esté de antemano escrito. La meta de nuestro protagonista no podía ser otra que la del espacio, utilizado como genial metáfora como la clásica meta inalcanzable a donde todos queremos llegar pero muchos nos quedamos en el camino. Vincent no se rinde, y si se cae se vuelve a levantar, su fuerza es su determinación la cual vemos sobretodo en los mejores momentos de la película con “el juego de la gallina”. Vincent nada y nada más lejos de la orilla dejando atrás a su hermano genéticamente superior, sin éste entenderlo hasta que finalmente le explica que jamás dejó nada para la vuelta, una frase emotiva y estremecedora que relata hasta que punto nuestro protagonista está dispuesto a contradecir el orden se le había impuesto.
Clásicos de la palomita: Gattaca
Por otro lado, tenemos a un impresionante Jude Law como la cara perdedora de esta historia. Jerome estaba pronosticado al éxito, sus genes hablaban por si solos, sin embargo los genes pueden marcar el rumbo pero no pueden prever como será el camino. Jerone estaba concebido para el éxito, por ello su caída es mayor pasando a formar parte de otro estrato social, útiles para aquello que necesitan un código genético válido como Vincent. La derrota no era una opción para Jerone, el fracaso no estaba escrito en sus genes y no era capaz de vivir con ello, ni consigo mismo. 
Andrew Niccol nos habla de la convicción del hombre, de su poder de determinación y su capacidad para moldear lo establecido. Una película que mezcla perfectamente el thriller futurista con una historia intimista. Contemplamos el camino de Vincent con esa suplantación de identidad que le abre camino hacia su meta, esquivando una y otra vez los obstáculos. Niccol cierra la historia de una forma magistral, mostrándonos una vez más la antítesis de Vincent: Jerome. Demostrando que ante todo, el destino nunca está escrito y que el éxito o el fracaso lo rigen tanto la determinación como la suerte, que nunca podremos controlar.
Las estrellas son un destino que muchos soñamos alcanzar, pero al que sólo unos pocos consiguen llegar.

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