Revista Cocina
Cuando hace unos dias las hice y vió las fotos, me pidió la receta y por correo electrónico le contaba a mi amiga Mari Cruz, una de las mejores “guisadoras” malagueñas que pueden encontrar en la blogosfera (AQUI llegarán hasta su estupendo blog ) que ya que hay que comer, hay que cocinar cada día....qué menos que tomárselo con filosofía y hacer de ése momento casi obligatorio, un momento divertido y sacar a la vida el lado positivo....y disfrutar que eso es lo que en definitiva buscamos también en la cocina.
Así que procuro por todos los medios que Mi cocina, sin abandonar en lo más minimo, la cocina tradicional, la malagueña, la mediterránea, la de toda la vida, también sea diferente y no sea una cocina monótona; me gusta probar nuevos platos, nuevos retos y viajar con los sabores y los olores no sólo a la cocina de mis mayores, sino también volver gastronómicamente hablando a las cocinas de las partes del mundo por las que he tenido la gran suerte de viajar, disfrutar y en cierta medida aprender.
Con ésta entrada en Mi cocina, no viajo a China, aunque he de reconocer que éstas codornices que hoy he preparado están basadas en todo un clásico de su gastronomía, el famoso Pato Lacado al Estilo Pekin, que en los inicios del siglo XV se convirtió en uno de los manjares preferidos del Imperio Ming y a raíz de éste hecho, empezó a conocerse por el resto del mundo; sino que me traslado mentalmente a Bangkok.
Aunque parezca extraño, y a pesar de haber viajado a China quince años antes, fue en La Ciudad de los Angeles (es la traducción del nombre Bangkok), donde probé por primera vez el auténtico pato lacado pekinés. Aquel viaje fue especial, disfruté del restaurante más alto de la ciudad, del más grande incluso del mundo, incluido en el libro guinnes, donde los camareros iban en patines ( AQUI lo pueden ver ) y en el restaurante chino más caro de la ciudad, cada vez que recuerdo el precio del plato de abalón que costaba un plato de sopa unos 300 euros, este molusco es muy demandado en los mercados asiáticos, los japoneses y los chinos consumen este molusco en ocasiones especiales; «para ellos es casi un manjar». Este restaurante estaba situado en el hotel donde nos hemos hospedado cada vez que hemos viajado a Thailandia The Twin Tower en aquellos años, era un cinco estrella de la cadena Sol.
Las recetas y fórmulas magistrales del famoso pato Pekin son numerosas, pero en todas ellas la preparación de este delicioso plato requiere de una paciencia china ya que su elaboración dura un par de días y deben tomarse todo tipo de precauciones para lograr que los más complejos sabores se fundan en la boca en un juego supremo que sólo ofrece este pato lacado.
La tradición indica que sólo se come la piel del pato y el resto se emplea para otra ocasión, aunque los antiguos mandarines la desdeñaban. He de reconocer, que ese primer pato, lo mejor, lo más suculento y lo que mejor recuerdo fue efectivamente la riquísima piel. Como dato curioso, he de contar que había un camarero por comensal y que nos preparaban casi cada porción de comida que nos llevábamos a la boca. En dicho restaurante fue donde también por primera vez probé los langostinos “borrachos”, pero ésta será otra historia.
Yo no preparo lógicamente el pato, ni el pollo, ni tan siquiera éstas codornices con el tiempo y la paciencia requerida, pero si les puedo asegurar que podrán disfrutar de un exquisito y exótico sabor si preparan cualquier ave siguiendo los pasos que indico a continuación….les aseguro que viajarán su paladar por exóticos lugares sin moverse tan siquiera de sus cocinas.
Prueben y lo comprobarán…¿me acompañan?
Para dos codornices (si preparan un pato o un pollo, aumentar las cantidades en proporción lógica a la hora de preparar la laca)
Para la laca:
Cinco cucharadas soperas de miel, tres o cuatro de salsa de soja, tres o cuatro de vinagre blanco (yo uso de arroz, pero un vinagre suavito le vendrá bien), una cucharada de vino blanco…(un finito, uso un Montilla-Moriles, andaluz), un diente de ajo machacado, un pizca de jengibre en polvo, una cucharada sopera de maicena y un pelin de sal (hay que tener en cuenta que la soja ya dá el toque salado).
Sumergir las codornices en agua hirviendo durante treinta segundos. Secarlas muy bien….en éste momento se debería “soplar” entre la carne y la piel para con aire separarlas. (esto como Vds. comprenderán yo lo he omitido, tampoco lo he pinchado, ni les he hecho agujeritos a los pobrecitos)….
Mezclar todos los ingredientes de la “laca”….Meter las codornices en la salsa y dejarlos sumergidos una media hora (cuanto más tiempo mejor)….pero las prisas son malas consejeras y yo no tengo “paciencia” (y mira que me avisan que la paciencia es la madre de todas las ciencias….y yo ni caso…)
Precalentar el horno a 180º C, y poner las codornices en una bandejita con su salsita y todo…poner en la bandeja del horno un poco de agua, como si lo fuesen a hacer al baño maria…..y dejarlos hacer durante una hora aproximadamente….ir pintando las codornices, darles la vuelta de vez en cuando (pero con cuidado, no las mareen….) cuando vean que ya no queda casi caldito, con el que queda vayan pintando los pajaritos…..por todas partes…
La miel se habrá caramelizado, las codornices quedarán crujientes y preciosas.
En ésta ocasión, como he “españolizado” la receta, las he acompañado con patatas fritas y un salteado de champiñones con ajito y perejil…pero, si se animan y preparan un pato o un pollo, sigan éstos consejos para degustarlos.
En éste ENLACE verán como lo hice con un pollo asado a la manera tradicional
Este es el vinagre de arroz, un vinagre totalmente transparente
Tan fácil, como comprar ésta salsa que hoy en dia se puede encontrar en cualquier supermercado oriental (yo la compro en Torremolinos), incluso en grandes superficies (Carrefour o Corte Inglés), que ya en la etiqueta indica que es especial para el pato Pekin.Estas obleas es necesaria, es donde se colocan los ingredientes, se hacen al vapor en un utensilio de madera especial para ello (que venden en cualquier tienda regentada por chinos). En su defecto, se puede comer con cualquier tipo de crepes.
Cebolleta o cebolla dulce y pepino cortado en tiras alargadas.
Para comerlas: En el centro de la oblea se coloca la carne del ave, unos cuantos trocitos de cebolleta y de pepino, una cucharada de la sabrosa salsa; se enrolla con las manos y a disfrutar viajando gastronómicamente al lejano oriente.
Buen provecho y buen fin de semana.