Revista Arte

Cohabitando a T. Bernhard. -I

Por Peterpank @castguer

Cohabitando a T. Bernhard.  -I

Te tengo dicho que para un entierro no hay que hacer tantas gestiones como dice y pone en el Necronomicón de autos mortuorios. Dos, cuatro, cincuenta, calculando mal y pronto, te mueres, llamas solícito a la podredumbre de las cosas materiales, viene, goza, te extingue y en menos que entona el gallo Claudio o la vaca Romera su relincho o su mugido inveterado, ya estás tu disuelto, reflejado y desaparecido por doquier.

Si no te retuerces el gaznate enseguida es porque no te sale del embolado ése que reza entre tus patas. No me vengas con argumentos de segundo orden legislativo ni con zarandajas veloces y carnales como esposas apenas fornicadas. Eres lelo, consabido, mas tus razonamientos delatan el atolondramiento masivo de tu lento proceder, si nos referimos al extraño comportamiento que recreas para jugar, al menos un rato, contra la muerte y callar por los siglos. Soy denso, mortecino y agrio como un fruto de tu seno, Melusina.  El ojo pineal para el guirigay experimental del Arte me funciona que da gusto, que honra, luce y da dolor de tanto gozo.  Y la glándula del dormir a pierna suelta también me rula a las tres mil aves fénix, o sea que esto del vivir ojalá no se finiquite jamás a causa de algún desliz del azar que en volandas me lleve sabe nadie por qué junglas.

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