Revista Cine

+ DE 1001 FILMS: 1082 - Educating Rita

Publicado el 09 enero 2011 por Alfonso

+ DE 1001 FILMS: 1082 - Educating RitaComo demostró en Sleuth (La huella, 1972), de Joseph L. Mankiewicz, Michael Caine era un actor capaz de soportar media película sobre sus hombros. Y si la otra parte del peso recaía en alguien como Laurence Olivier, como en aquella ocasión, los hurrahs estaban garantizados. En Educating Rita (Educando a Rita, 1983), del londinense Lewis Gilbert, que ya le había dirigido en la agridulce Alfie (1966), su partenaire fue una sorprendente Julie Waltters, que debutaba en la gran pantalla, tras un largo recorrido televisivo, no sólo dándole una réplica perfecta, sino arrojándole a un desencanto, a una orfandad impía, en los planos en que la chispeante verborrea de su Rita no aparecía. (Aplausos.)
Cuando durante los créditos de inicio de un film se escucha música clásica y la cámara sigue el paso apresurado de un hombre por la ciudad hasta que atraviesa la puerta de un refugio, sabemos que estamos ante una adaptación teatral. Así sucede en Educating Rita, que nace de la pieza homónima de Willy Russell, donde el profesor Frank Bryant (M. Caine), de aspecto hedonista y con un peinado de hippie de la tercera edad, atraviesa Dublin, busca una botella de whisky escondida en la librería de su despacho en la universidad y se sirve una copa, antes de entregarse a la rutina de enseñar literatura a unos alumnos que hace años que dejaron de interesarle. Escogido como tutor por una alumna del programa a distancia de The Open University, Rita (J. Walters), de verdadero nombre Susan White -la marca de licor que se sirve en la secuencia de presentación es Black & White, chiste premonitorio sobre su relación: negro y blanco, la noche y el día, sobre sus linajes: todo un detalle del fino humor que vendrá-, Rita, peluquera lenguaraz, algo ingenua, fumadora compulsiva, que ve como se acerca con peligro a la treintena y su vida gira en torno a las pastillas anticonceptivas tomadas a escondidas de Denny (Malcolm Douglas), marido fiel y leal y algo simplón, y los institucionales sábados de pub y pintas de cerveza, que decidida a cambiar empieza a hacerlo por dentro, ilusionándose con las lecturas recomendadas. Se establece así una relación imposible, sin aparente salida, el la que el cansado profesor, y frustrado poeta, encuentra a una alumna sin modelar, virgen, tan audaz y despierta como para responder que la mejor forma de resolver las dificultades de la puesta en escena de Peer Gynt de Ibsen sería radiándola, ya que fue concebida como una obra de voces por su autor y que en los tiempos en que la escribió, de haber existido la radio, sin duda que hubiese optado por esa forma de representación; a una mujer que está descubriendo la respuesta al ahogo de su triste madre: en efecto, hay una canción mejor. Pero es el descubrimiento de
un brillante mundo de posibilidades e inquietudes lo que la lleva al divorcio, a compartir piso, y recorrido, con Trish (Maureen Lipman), amante de la música de Mahler con vocación suicida, y, sin proponérselo, lo que hunde en el alcohol a un Bryant que parafrasea a Oscar Wilde -recordemos que el rodaje es en el Trinity College, tan cercano al genio irlandés, no en el Liverpool de la versión original-, que asiste impertérrito, y resignado, al fracaso de su relación con Julia (Jeannane Crowley), colega infiel, y que, finalmente, será desterrado a dar clases en Australia.
Ganadora en 1984 de los BAFTA a la mejor película y mejores interpretacione, doble galardón este último que, en su apartado de comedia, también recogerían Caine y Walters en la ceremonia de los Golden Globe de ese mismo año, con un guión perfecto, con final deudor de la mítica Casablanca (1942), de Michael Curtiz (la gabardina, el aeropuerto, la despedida), Educating Rita es uno de los más entrañables títulos del cine británico, gracias a la simpleza y perfección de cada modismo, giro y acento de la historia. ¿Hay que añadir que es una revisión moderna de Pigmalión y su efecto, ese que nace con la Galateia de la mitología griega, pasa por el vocalizador Henry Higgins y sufren el mismísimo padre de Pinocchio, la abuela de Gigi o el gendarme de la dulce Irma, por tanto, una historia de superación personal, de pérdida de confianza, de no resignación ante la suerte que te ha tocado, en la que el patito feo se transforma en bello cisne, un drama alegre o, si se prefiere, una comedia amarga, y que recurriendo a un manual de filosofía de bolsillo se podría describir como el encuentro del utilitarismo y el epicureísmo, doctrinas divergentes, antagónicas a veces, pero complementarias en la sociedad civil y en cada miembro que la componen?
Afortunadamente Lewis Gilbert no ha llevado a cabo su plan de volver a rodar la historia del profesor Bryant y Rita... ¡con un elenco afroamericano encabezado por Denzel Washington y Halle Berry!, porque, visto como se las gastan en los USA con los remakes, sería un fiasco de tomo y lomo y los fotogramas rezumarían almíbar puro. Lo de menos sería quién educa a quién, sino quién luciría los dientes más blancos, qué nombre atraería más público a taquilla.
+ DE 1001 FILMS: 1082 - Educating RitaEducating Rita (Educando a Rita, 1983)
En el libro 1001 películas que hay que ver antes de morir (Editorial Grijalbo) no se detallan títu1os de L. Gilbert.

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