No hace muchas lunas que superamos la fiesta de San Valentin, una de esas garrapatas consumistas con las que los grandes centros comerciales nos incitan al derroche sin medida, como si de una nueva Navidad se tratase ; aunque sigo siendo un romántico , la idea del Cupido del Siglo XXI es como un tratamiento antiviolencia al estilo de La Naranja Mecánica ; pero para que no penséis que soy un borde insensible , os contaré una romántica leyenda relacionada con el nombre de este vino , aunque no os la contaré yo, sino el genio de Gustavo Adolfo Bequer , que en su obra El Beso (1863) , cuenta esta historia, que ocurre en Toledo durante la ocupación francesa, cuando un grupo de soldados galos pasan la noche en una abandonada iglesia ; al día siguiente, el oficial del grupo comentó a sus camaradas , que había pasado la noche con una mujer bellísima , pero que en verdad ella era una estatua de mármol , que decoraba una tumba ; estos se burlaron de él y este les invito a acompañarle esa noche, armados con botellas de champán, para que contemplasen su belleza ; tras emborracharse en terreno sagrado, y leer las lápidas, dieron con el nombre de Doña Elvira, y a su lado su esposo Don Pedro de Ayala ; fanfarrón el francés, le escupió su champan a la boca de Don Pedro, pero cuando intentó acercar sus labios, al frío mármol de la estatua de Doña Elvira , cayó al suelo sangrando por toda la cara, ya que había recibido un lapidario guantazo de Don Pedro , sin que los demás presentes llegasen a ver nada. Muchos guantazos da la vida, los amores y las pasiones, pero temo que en esta ocasión, nuestro capitaine francés no lo disfrutó del todo, o igual si mereció la pena.
El Don Pedro de Ayala 2012 está elaborado por la Bodega Cooperativa Nuestra Señora de la Soledad , desde Fuensalida , Toledo , y adscrita a Vino de la Tierra de Castilla ; está elaborado con uvas cencibel 40%, syrah 35% y garnacha el resto, y con un aporte de madera francesa vía chips o duelas durante la maceración , de un tueste medio ligero ; no tiene paso en barrica, pero he de reconocer que me parece un acto de enorme honestidad y valentía el mencionarlo expresamente , siendo lo normal esconderlo o peor, intentar engañar ; el vino presenta un color rojo picota de capa alta, ribete grana, lagrima intensa y ágil, con presencia de un vino mas joven, engaña bastante ; en nariz fruta roja muy madura, casi sobremadurada a mi modo de ver , punto casi compotado, sin rastro de madera en nariz, si algo mas marcada en boca, con una entrada media, justo de acidez pero marcadamente frutal y dulce, ligero, cuerpo medio, muy asequible, dejando en el retrogusto ese punto de madera; el vino mejoró al día siguiente de abrirlo, así que aconsejo airear.
R.
No podéis figuraros nada semejante, aquella nocturna y fantástica visión que se dibujaba confusamente en la penumbra de la capilla, como esas vírgenes pintadas en los vidrios de colores que habréis visto alguna vez destacarse a lo lejos, blancas y luminosas, sobre el oscuro fondo de las catedrales.
Su rostro ovalado, en donde se veía impreso el sello de una leve y espiritual demacración, sus armoniosas facciones llenas de una suave y melancólica dulzura, su intensa palidez, las purísimas líneas de su contorno esbelto, su ademán reposado y noble, su traje blanco flotante, me traían a la memoria esas mujeres que yo soñaba cuando casi era un niño. ¡Castas y celestes imágenes, quimérico objeto del vago amor de la adolescencia!
Gustavo Adolfo Bequer
Burgos Ciudad Gastronómica