Y vamos con otra receta de moras para todos aquellos/as que tengáis la suerte de tenerlas a mano, ya sea recién cogidas de la zarza o congeladas...como es mi caso.
Pasamos del pastel invertido de moras que publiqué la semana pasada, una delicia contundente y con cuerpo, a unos livianos y ligeros bocados que se comen en un suspiro y que desaparecen de la mesa con una rapidez pasmosa.
Encuentro que estos dulces son perfectos para acompañar el café de sobremesa o para esos momentos golosos en que el cuerpo nos pide azúcar y buscamos un pequeño bocado con el que cubrir esa necesidad. Aunque, sinceramente, creo que cualquier momento es bueno para meterle mano a estas delicias. Son irresistibles.
¿Os animáis a comprobarlo por vosotros/as mismos/as?
Ahí va la receta :)
Necesitamos (para 10-12 personas)
- 6 claras de huevo "L"
- 1/2 cucharadita de sal
- 250 grs de azúcar blanquilla
- 1 cucharadita de esencia de vainilla
- 1/2 cucharadita de cremor tártaro (opcional)
- 300 ml de nata para montar (mín. 35% M.G.)
- 30 grs de azúcar glas
- 250 grs de moras frescas
- 50 grs de mermelada de moras
- 15 ml de agua (1 cucharada)
- 5 ml de coñac
- 1 bandeja de horno
- Papel vegetal
- Aceite de girasol
Preparación
Pre-calentamos el horno a 200 ºC (arriba y abajo, horno tradicional).
En un cuenco amplio, seco y limpio de grasas batimos las claras junto con la sal, con ayuda de unas varillas eléctricas.
Cuando las claras comiencen a tomar cuerpo, sin dejar de batir, agregamos el azúcar de manera gradual, la esencia de vainilla y el cremor tártaro (en caso de usarlo). Dejamos de batir cuando las claras estén firmes y brillantes.
Cubrimos la base y laterales de una bandeja de horno con papel vegetal y lo engrasamos ligeramente con aceite de girasol.
Vertemos las claras montadas sobre la bandeja y las extendemos de forma homogénea con ayuda de una espátula.
Introducimos la bandeja en el horno, lo apagamos y dejamos que se horneen las claras durante toda la noche sin abrir la puerta para nada...¡ni un segundo!
A la mañana siguiente nuestras claras se habrán convertido en merengue y podremos, entonces, retirar la bandeja del horno y cortar en cuadrados del tamaño que más nos guste. Para ello necesitaremos usar un cuchillo caliente y húmedo ya que el interior del merengue es muy pegajoso y así nos resultará menos tediosa la tarea.
Preparamos una salsa con la mermelada de moras, el agua y el coñac, colocando todos los ingredientes en una cazuelita y dejando cocer durante 5 minutos a fuego suave. Dejamos enfriar.
Montamos la nata, que habrá de estar bien fría, con ayuda de unas varillas eléctricas. Cuando comience a espesar añadimos el azúcar glas y continuamos batiendo hasta que haya tomado cuerpo.
Por último montamos los dulces extendiendo una cucharadita de la nata montada sobre cada cuadradito de merengue, colocando unas moras sobre ella y regando con un poco de salsa.
Y ya están listos nuestros dulces bocados. Ahora sólo nos queda servirlos y disfrutarlos :)