EL ARTE DE LA COMEDIA - Teatro sin aditivos

La primera parte de la función se alarga y algún espectador puede rebullirse en su butaca. Pero la paciencia, en este caso, es una virtud, y después de sentar las bases del juego, El arte de la comedia te atrapa sin remisión hasta el final, aprisionado en los pequeños ¿o grandes? dramas de una ciudad de provincias (y en el pequeño ¿o gran? drama de una compañía de teatro), tu mente trata de dilucidar si todo es una mentira que representan los actores o es la realidad que se ha colado por una rendija y se ha instalado en el escenario; quizá, después de todo, seamos nosotros los actores y el mundo de la farándula, la realidad más verdadera.
El arte de la comedia es un montaje clásico, donde no encontraremos la más mínima innovación en lo que ahora parece que hay que llamar las artes escénicas y antes se llamaba teatro. Porque, ¿para qué? A veces, parece que tanta innovación, tanta originalidad, tiene como objetivo esconder la vacuidad de la propuesta. Y aquí no se necesita esconder nada. Una puesta en escena sobria y realista, unos magníficos actores, desde Pedro Casablanc, que soporta con firmeza toda la obra, hasta el último actor del reparto, y un buen texto. Se muestra lo que hay sin caretas, sin aditivos. Y lo que hay, gusta.
FRANK