Revista Cine

El cuaderno de Sara

Publicado el 10 febrero 2018 por Pablito

Qué rabia cuando una cinta que, a priori, contaba con todos los mimbres para ser una gran película prefiere conformarse con ser una buena película a secas. Sin más. El último ejemplo es El cuaderno de Sara (2018), dirigida por el televisivo Norberto López Amado –Tierra de Lobos, El incidente, El Tiempo entre Costuras…-. La nueva producción de Telecinco Cinema es una película estupenda, de esas capaz de generar un gran poder de abstracción en el espectador, pero que con un poco más de exigencia podría haber ocupado una posición privilegiada en el cine español. No será así. No obstante, como digo, el que ha sido el primer número 1 en taquilla del cine patrio en 2018 -con 1 millón de euros recaudados en su primer fin de semana-, es un trabajo que, aunque sólo sea por su temática, merece toda mi admiración. El género de acción , y más concretamente el de viajes exóticos, ha estado tan inexplorado históricamente en nuestro cine que el hecho de que se estrene una película como esta llama poderosamente la atención. Si encima el reparto lo encabeza una mujer, en el rol de heroína en mitad de la guerra, el nivel de fascinación se multiplica. 

El cuaderno de Sara

Sara (Marian Alvarez) es una médico que trabaja para una ONG en África de la que su hermana ha perdido la pista durante los 2 últimos años. Dispuesta a encontrarla y sin importarle su aparente enemistad, Laura (Belén Rueda) inicia una peligroso viaje a las entrañas del Congo; un periplo en el que conocerá la guerra, la injusticia, los niños soldado y, en definitiva, lo peor del ser humano. Escrita por el prestigioso guionista Jorge Guerricaechevarría, El cuaderno de Sara cuenta con primer tercio fabuloso -el inicio del viaje de la protagonista está narrado de forma magistral-, un segundo acto correcto, sin más, y un último tercio algo farragoso -aunque con su emotivo epílogo la película logra remontar el vuelo-. Las virtudes del film son muy superiores a sus limitaciones: si no conociésemos su nacionalidad diríamos, por su factura y excelente empaque técnico, que es un trabajo made in Hollywood. De entrada, se agradece la valentía de unos productores por apostar por un producto tan infrecuente en la cinematografía española y, sobre todo, por su excelente acabado formal. A su espléndida fotografía, notable nivel de producción -basta la primera panorámica del film para certificar que estamos ante una obra ambiciosa- y buen sonido, se suma un guión que cuida con mimo a su personaje principal y, sobre todo, una actriz protagonista que se deja la piel -literalmente- en cada secuencia. 

Belén Rueda es, en efecto, el alma de una película rodada en un 80% en exteriores en el que es fácil deducir innumerables problemas e imprevistos en su producción. Presente prácticamente en todas y cada una de las escenas, Rueda borda un papel que requería un gran trabajo mental pero, sobre todo, físico. Observar el progresivo desgaste físico de la actriz conforme se va consumiendo el metraje, así como lo expresiva que resulta en escenas clave -ese flashback con su hermana en la ventana-, no pueden despertar otro sentimiento que el de admiración. A su lado cabe destacar también el afinado plantel de secundarios, especialmente una gran Marian Álvarez en un personaje, lástima, al que la película no dedica todo el tiempo que debería. No llegamos a conocer del todo bien las razones que la impulsaron a viajar a África, así como el motivo real de la relación tan fría que ha mantenido toda la vida con su hermana. De haber profundizado más en la relación entre ambas, que apenas comparten unos escasos minutos en pantalla, la película habría salido enormemente reforzada. Esa conmovedora escena final, con voz en off de fondo, hubiera sido mucho más intensa de haber trabajado la historia de amor entre ambas y toda su vertiente intimista. 

El cuaderno de Sara

Cierto que se podría haber ahondado más en su conflicto social y en su denuncia social -el tremendo grado de dolor e injusticia que arrastra consigo el sangriento comercio del coltán, mineral imprescindible para la fabricación de las baterías de los teléfonos móviles-, que las escenas de acción son algo escasas y que se ilustra la barbarie de la guerra de una forma apta para todos los públicos -algo que generará alguna que otra opinión negativa-, pero lo que termina imponiéndose en esta atípica producción es su vertiente humanista, en el mejor sentido de la palabra. Porque al final, aunque su trasfondo social sea demoledor y nos haga pensar, el principal leit motiv de la cinta es la historia de una mujer capaz de enfrentarse al mismísimo infierno para encontrar a su hermana. Una premisa inspiradora y lo tremendamente poderosa para hacer recomendable una película que podía haber apuntado más alto pero que, aún así, no hay que perderse. 


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