La directora, productora y guionista Nora Ephron, fallecida ayer con 71 años ha dejado una marca inconfundible en su trayectoria como cineasta. Qualquiera que quiera ponerlo en duda sólo tiene que mirar atrás en la audiencia norteamericana, y verá que durante 20 años ha existido algo llamado “Película de Nora Ephron”, que todo el mundo sabía qué podía ofrecer.
Estas palabras “Norah Ephron film” prometían, al menos un personaje femenino fuerte; quizás algo más. Romas mordaces, romanticismo del que cala y mucha (o no tanta) nostalgia. En un mundo en que los guionistas son olvidados a menudo y los directores se quedan con toda la fama, la obra de Ephron es tan auténtica e identificable que el público llegaba a pensar que eran “sus películas”, y no las de “quienquiera que dirigiese”. Mike Nichols dirigió “Se acabó el pastel”, pero todo el mundo la identifica como una película de Nora Ephron. “Cuando Harry encontró a Sally” fue dirigida por Rob Reiner, pero hace falta consultar Internet para quedar seguros.
Ya entrada en sus cuarenta, decidió escribir su primer guión de largometraje, “Silkwood” (1983), decidiendo escribir sobre adultos para adultos. Como uno de sus rasgos más destacados, sus películas están armadas de sofisticación urbana, educación y cultura, ingenio tremendamente sarcástico y una actitud sabia que no pueden ocultar un ferviente deseo de vida interna. Hacia afuera, sarcasmo, hacia dentro, sensiblería fuera de sí.
Si bien podemos atribuir varias cualidades a los filmes de Nora Ephron, sus películas no se ciñen a un solo referente estético. “Silkwood” es un drama político. “Mixed Nuts (Un día de locos)” (1994) una revisión del humor d ellos hermanos Marx, que demostró con su éxito el talento de la guionista para generar risas. La revisión que hizo de “Embrujada” y la implementación de metaficción en el guión fue un gran ejercicio de dirección de actores capaz de mostrarnos que no existe papel pequeño (pero sí actores malos).
Eso sí, lo que más nos hace pensar en Nora Ephron son esas grandes comedias románticas de los 80 y los 90, y quizás es así como debería ser. La comida con orgasmo fingido de “Cuando Harry encontró a Sally”, convirtió a Meg Ryan en tema de conversación desde el estreno de la película. Lo que Ryan cuenta a Billy Crystal,Ephron se lo cuenta a todos los hombres. Por eso las mujeres siempre ríen más fuerte. Y “Algo para recordar” (1993), ha hecho lo que muchas comedias románticas no pueden hacer: mejorar con el tiempo, convirtiéndose en una escena nostálgica; un cuento de hadas a finales de siglo XX.
Nora Ephron ha dejado parte de ella en las paginas de sus guiones y en los fotogramas de sus películas; en cómo una generación soñó enamorarse y en cómo, de hecho, ve el amor. Una curiosa mezcla de escenas y canciones, orgasmos reales y fingidos, bellísimos sueños y noches en blanco. Ephron ha habitado este espacio entre soñar y conseguir; un lugar donde el público podrá encontrar su alma gemela cuando las luces de la sala se apaguen.