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El que exista no significa que se tenga que recordar

Publicado el 08 abril 2010 por Cinefagos

 El que exista no significa que se tenga que recordar

El otro día estaba pensando en las secuelas y remakes. Un tema tan manido y repetido que puede llegar a cansar hasta al más pintado, y no sin razón. Pero no quiero hablar realmente de lo que signfica el enquistamiento cinematográfico de dichos subgéneros, que casi se podría catalogar como eso a la larga si nos atenemos al inmenso número de producciones que beben de otra fuente ya establecida o simplemente le cascan un número en el título y saben de antemano que la cosa puede funcionar bien, pero que muy bien.

Todo esto viene a raiz de una visita que hice ayer a una página web. No iba buscando eso, ni mucho menos, pero me lo encontré directamente sin previo aviso y sin haberme tomado una aspirina de antemano. Y es que los medicamentos nunca vienen mal de vez en cuando dependiendo de la situación.

¿Y qué carajo pudo producir este post? Pues ni más ni menos que la carátula de “Psicosis IV”. Sí, después de la excelente película firmada por Alfred Hitchock le sucedieron tres entregas más y un remake de Gus Van Sant, que igual habría dado quemar la cinta una vez rodada. Al tío le apeteció hacerla y se quedó tan campante. Sólo los pobres espectadores de turno supieron que tuvo que ser un capricho más que otra cosa. Así como un Anthony Perkins que intentó sobrevivir en películas de serie b y secuelas de su película más famosa. ¿Pero a alguien le viene a la mente semejantes engendros y estiramientos  innecesarios de la película del rey del suspense cuando mencionas la palabra “Psicosis”? No, estoy bastante seguro de que no. Simplemente nuestro cerebro desecha la basurilla o lo intrascendente, a favor de lo que sí merece la pena. En este caso la cinta original. A Dios gracias eso me sucede bastante a menudo en casos como estos.

El hecho es que existen, se rodaron o escribieron (de lo que hablaré más tarde, aunque ya os podéis hacer una idea viendo la imagen que abre este post) y han quedado ahí. Pero otra cosa es que lo aceptemos y lo traguemos a las primeras de cambio, cuan hamburguesa de una restaurante de cómida rápida se tratara. A veces puede ser que dicho remake o secuela sea de una calidad excelente. Que mantenga el tipo e incluso, eso ya es muchísimo más dificil, supere a la original. Pero hablaríamos claramente de excepciones que no llegarían a agotar los dedos de una mano.

Las referencias o los ejemplos no son pocos. Creo que es algo que de repente aparece en nuestra mente y está ahí para quedarse. ¿Una Jungla de Cristal? Pues de inmediato viene la primera entrega. Ésa que se desarrolla en un rascacielos de cristal. Vale, luego conforme se desarrollase la conversación iríamos sacando las sucesivas entregas. Pero quizás el ser una primera parte y dejar un buen sabor de boca, haga que ése sea el punto de referencia.

Quizás habría que pasar olímpicamente de esos ofuscamientos que tenemos a veces con los remakes, actualizaciones, reboots, precuelas o secuelas, que tanto estan pululando en los ultimos años. Y eso que el tema lleva con nosotros casi desde el principio de los tiempos cinematográficos, aunque ahora esté siendo más prolífico. Es decir, si ahora mismo hacen un remake o secuela -se comentó que podía convertirse incluso en una serie- de “Blade Runner” (para mí una mis películas preferidas sin lugar a dudas), ¿acaso convertiría en peor la película de Ridley Scott?. ¡Qué pasa! ¿De repente dejaríamos de ver con buenos ojos la película dirigida en 1982 porque se hiciese algo monstruoso? Seguiría estando ahí para disfrutarla en su plenitud e inmediatamente volveríamos a obviar lo que no nos convenció. Hace unos años leí una secuela novelada de dicha película. La curiosidad me picó y lo leí en poco menos de una semana. El escritor recuperó a personajes que estaban muertos y al mismo tiempo quiso ampliar la historia de forma que Deckar y compañía siguiesen ahí. Para mí fué algo anecdótico, nada más.

El que exista no significa que se tenga que recordar

Con “Star Wars” me pasó tres cuartos de lo mismo. Si alguien me nombra la trilogía de Han Solo, Luke y Leia, inmediatamente me viene a la cabeza la que se inició en 1977. Sin ningún pudor George Lucas nos ofreció una trilogía-precuela que habría que tener en cuenta. La vuelvo a obviar. Mis neuronas me avisan de que “Star Wars” comprende “La Guerra de las Galaxias” (olvidando completamente la coletilla de “Episodio IV-V-VI”), “El Imperio Contraataca” y “El Retorno del Jedi”. Es algo visceral la verdad. Paso olímpicamente de aceptar a Jar Jar Binks o a ese Jabba the Hut digital (siempre, siempre y siempre, me quedaré con el que ví por primera vez en aquel palacio repleto de cazarrecompensas).

Al final estamos ante un gran “buffet”, donde podemos elegir diferentes posibilidades. Una forma de que lo que consideramos “sagrado” no acabe con unas fisuras que no tendría que tener. ¿Y a vosotros? Os pasa lo mismo que a mí o hay veces en que vuestro grado de enfado llega a límites insospechados. Si es lo segundo, tranquilos, a mí me pasa a veces. El chip no siempre funciona y a veces requiere algo de mantenimiento.

 

Fdo: Snake  

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