FICHA TÉCNICA
Dirección: Dennis Gansel
Guion: Jan Berger, basado en el guion “The Dawn”, de Dennis Gansel
Producción: Christian Becker
Dirección de Fotografía: Torsten Breuer
Maquillaje: Georg Korpas
Efectos especiales: Dirk Lange
Montaje: Ueli Christen
FICHA ARTÍSTICA
Lena: Karoline Herfurth
Louise: Nina Hoss
Charlotte: Jennifer Ulrich
Nora: Anna Fischer
Detective Tom Serner: Max Riemelt
Detective Lummer: Arved Birnbaum
Argumento:
Lena, una joven berlinesa de 20 años se las arregla como ratera. En uno de sus “trabajos” nocturnos en un club de mala muerte, conoce a Louise, de 250 años de edad. No dejes que su edad te engañe. Louise es una glamurosa tigresa, quien no sólo es la dueña del club, sino que además lidera un inusual trío de vampiresas que completan la “joven” Nora y la elegante Charlotte. Louise se enamora perdidamente de Lena y la muerde durante su primera noche juntas. Una vez mordida, Lena descubre la maldición y la bendición de su nueva vida eterna. Se deleita en el glamour, las fiestas y la libertad infinita. Pero rápidamente descubre que la sed interminable y el apetito asesino de sus nuevas amigas tienen un alto precio. Cuando el inspector jefe de la policía de Berlín, Tom Serner, empieza a investigar a las mujeres, es sólo cuestión de tiempo que los acontecimientos desencadenen en una espiral fuera de control.
Una peli de vampiros en la que no se pronuncia la palabra vampiro -si mi mente no me falla al recordar-, en la que no hay hombres vampiros y las mujeres son las que mandan, como el trío protagonista. Aunque en realidad la que manda es Louise, que para algo es la jefa y mamá del clan.
Lo bueno: nada de vampiros ñoños y blandengues. Aquí se vive la noche, con sus juergas, su sangre y ya de paso, sus palizas y peleas. Tiene que haber todo. Tampoco veremos purpurina bajo el sol. Eso sí, que nadie se espere un cuarteto lésbico porque de eso nada, se juega con el morbo y hay intentos de seducción pero poco más.
Al final lo que tenemos son personajes atormentados por la inmortalidad y la soledad, excepto Nora que parece muy feliz, claro que está sacada de la Love Parade, así que lleva la fiesta y la inocencia de una adolescente las 24 horas encima. Pero las otras tres mujeres comparten su sentimiento de no encajar, una tristeza y una exclusión social, sobre todo visible en Lena, que se acaba de comprender pero tampoco es que uno empatice demasiado.
Es una propuesta curiosa dentro del género de vampiros que ha vivido sus años de apogeo, pero le falta demasiada chispa para terminar de enganchar si uno no es demasiado aficionado a esta temática de cine. Si por el contrario, se es seguidor de los vampiros lo que más guste será probablemente esa falta de ñoñería y dulcificación romántica que hemos visto ya demasiadas veces.
Y sino, un buen chupito lo arregla todo.