* Este texto fue escrito originalmente en gallego para Emprazarte, la página de artes visuales del diario Praza
In a radioactive age, why not radioactive sculpture?
James Accord 1949 - 2011
Eascastle Street, que era nuestro objetivo, es una calle londinense en la que abundan las galerías de arte. Se encuentra en la zona de Fritzovia, un barrio históricamente bohemio en el que vivieron Virginia Woolf, Dylan Thomas o Rimbaud, y en el que Karl Marx, puede que apoyado en la barra de un pub victoriano, y bajo la última luz de la tarde y su ilusoria prestancia, estimó que los medios de producción pertenecen a los trabajadores que los utilizan. La parada más cercana es la de Oxford Circus, el cruce de caminos en donde se junta gente llegada desde los cinco continentes en busca de monederos y paraguas con la Union Jack bordada. Estos días también pusieron varias de esas banderas tricolores entre los edificios para celebrar el llamado Diamond Jubilee, es decir, los 60 años que lleva la reina Isabel II reinando sobre sus súbditos ingleses, y sobre otros estados soberanos como Jamaica, Papúa Nueva Guinea o Granada, que es una isla que hay en el Caribe y que tiene por fuente principal de ingresos la emisión de sellos postales destinados al coleccionismo filatélico. El caso es que pasamos primero, y sin planearlo, por la galería que tienen los del archivo Getti en Londres. La muestra era sobre Marilyn Monroe.
Siempre me sorprende la cadencia con la que los periódicos nos alertan cada cierto tiempo de la aparición de fotografías inéditas de Marilyn Monroe, desnudada o vestida. Puede que todos tengamos en nuestras casas fotografías inéditas de Marilyn, pero serán descubiertas, como pasa siempre, cuando ya sea demasiado tarde. Eran curiosas un par de ellas en las que sale con Arthur Miller, quizá porque sale desmaquillada y relajada. La que más me gustó fue esta en la que está con sombrero de cowboy subida en los hombros de Don Murray, tan magnética Marilyn.
Algo más adelante, en la misma acera, está la galería Carrol/Fletcher, fundada por Jonathan Carrol y Steve Fletcher, y el próposito de nuestra escapada. La propuesta de esta galería es presentar siete exposiciones individuales al año, que suelen ser retrospectivas, de artistas emergentes o establecidos, y cuyas prácticas exploren principalmente temas socio-políticos contemporáneos, relacionados también con la ciencia y la tecnología.
Hasta el 18 de mayo se muestra aquí una parte del mejor que hicieron Eva y Franco Mattes, o lo que es el incluso, los de 0100101110101101.org, o lo que es el incluso, "los cero uno". Fueron pioneros del Net Art, un concepto que juntó a artistas networked individuals allá por los 90 y principios de los 00, interesados en la política, en las nuevas formas de socialización que internet prometía, y en las capacidades cambiantes del arte en la web. Fueron mayormente excluidos del arte comercial y su industria, lo cual perfiló sus trabajos digitales como espacios orgánicos de participación abierta y de estéticas relacionadas. Operaban fuera de las galerías, y hacían de la libertad de información (copyleft) y de la desterritorialización dos referencias fundamentales. Eva y Franco se conocieron en Madrid, en 1994, y aunque son bastante nómadas, están más o menos establecidos en home-to everyone-from-everywhere Brooklyn.
Cincoo piezas que me gustaron:
Catt (2010), o como convertir un meme en internet en una escultura real. Es lo que se ve en el escaparate de la galería y lo primero que nos encontramos al entrar. Un gato encerrado en la jaula de un canario y el canario posado enzima de la jaula. Una vez Franco Mattes tuvo una discusión con un amigo sobre si una idea nacida originalmente en internet podría ser considerada obra de arte por alguien que considere obras de arte, o lo que es lo mismo, sobre las posibilidades del aura de una obra artística original. La imagen del gato y el pájaro era en aquel momento un meme bastante popular en internet, de autor desconocido. Le encargaron a un tarxidermista dos animales iguales a los de la imagen y crearon la obra material. Se la atribuyeron, falsamente, a otro italiano, Maurizio Cattelan, una especie de enfant terrible del arte. Tiempo después hablaron con el propio Cattelan y dijo que no le había importado. El mundo del arte convencional la compró y fue expuesta por primera vez, como si fuera de Cattelan, en la galería Inman de Houston, en Texas. La escultura fue fotografiada y subida a internet. Sufrió numerosas manipulaciones anónimas posteriores, convirtiéndose de nuevo en un meme. Un cambio de autoría que cuestionaba los valores que rigen en el mercado artístico. Este juego de identidades también lo hicieron en 1998 cuando crearon un artista ficticio, Darko Maver, supuestamente formado en la antigua Yugoslavia, y que llegó a ser invitado a la Bienal de Venecia de 1999.
Colorless, odorless and tasteless (2011) Es una máquina arcade de un videojuego de coches de los 80 colocada en el centro de una habitación de unos 10 metros cuadrados, y customizada con un motor de un automóvil real. Va soltando monóxido de carbono (incoloro, inodoro, insípido) a medida que pisamos el acelerador situado al pie de la máquina. La audiencia decide la cantidad de monóxido que lanza a la atmósfera según decida seguir jugando. El drama no se produce en la pantalla, sino al otro lado. Al cabo de un rato de partida me costó permanecer en el cuarto. Posiblemente es una boutade pensar que jugar en exceso a los videojuegos lleva directamente al suicidio, así que será me quedo con la reflexión ecologista, visible en varias obras de Eva y Franco, que nos muestra la influenza de la expansión de algunas acciones que nos son propias y cotidianas, y que rompen una de esas normas básicas pactadas en nuestra sociedad: la de intentar no matar al otro. O algo así.
Plan C (2010). Se trata de un proyecto colectivo recogido en el
documental Let them believe,que se puede ver en la galería. Plan C es el resultado de la colaboración de Eva y Franco Mattes,
Ryan C. Doyle, Todd
Chandler, Tod Seelie, Jeff
Stark y Steve Valdez.
En verano de 2010 estas seis personas se reunieron en un apartamento
en los suburbios de Kiev, en Ucrania. No se conocían demasiado, unos
venían de Europa y otros de EEUU, y les unía un gusto por Stalker,
la peli de Tarkovsky. El 10 de agosto consiguieron un permiso para
entrar en la zona de alta radiactividad de Chernobyl. Meses después
se reunieron en Manchester para construir una atracción de feria con
metal radiactivo que habían recogido en un parque de atracciones de
la zona, y que habían introducido en Gran Bretaña de contrabando.
El resultado tiene un aspecto
siniestro y hermoso al mismo tiempo. Está en Withworth Park.
Manchester, la capital de la revolución industrial, alberga la
primera planta de energía nuclear de Europa.
Stolen Pieces
(1995-97, se dio a conocer al público en 2010). En una vitrina
horizontal típica de museo típico vemos pequeños fragmentos, de
apenas milímetros, de obras maestras de museos de todo el mundo.
Hay, por ejemplo, una etiqueta despegada de Three Ball Total
Equilibrium Tank de Jeff Koons (la foto que encabeza el texto),
una pequeña gota de plomo de una instalación de Joseph Beuys o
incluso un pequeño trozo de porcelana de la fuente de Marcel
Duchamp. Una vez sacadas del museo, donde conservan su halo más
valioso, esos trozos de obra de arte se convierten en meros objetos,
pero más tarde, en contradicción, forman parte de la obra de Eva y
Franco Mattes en un espacio de arte. Un indicador de la importancia
de exponer, también, fuera de las galerías, del circuito, y de
mostrar, como hacen ellos, la obra en la web y gratis.
No fun
(2010). En los confines de la performance. Hay una web llamada
chatroulette en la que
aleatoriamente nos aparece la cámara web de otra persona a la que no
conocemos, y que está en cualquiera parte del mundo. Esa persona, al
mismo tiempo, puede observar lo que nosotros mostremos en nuestra
cámara. Franco teatralizo un suicidio, colgándose del techo, y lo
mostró en su cámara web. Miles de personas lo vieron así durante
horas, agonizando en una habitación deshecha. En un extremo de la
pantalla de su ordenador aparecen los propios espectadores, que se
van sucediendo en una ruleta por la que van pasando miradas de todas
las edades y geografías. Nosotros, que ya sabemos la trampa, podemos
observar y juzgar sus reacciones, que van desde el shock inicial,
el WTF moment, hasta las diversas reacciones posteriores como
el que llama de inmediato a la policía, el que ríe, el escéptico,
el que le dedica una canción, el que se asusta o el que, sí, se
masturba. Más allá del mero escándalo, la crítica a la sociedad
del espectáculo funciona perfectamente. Recordé esas noticias de
señoras mayores muertas en su casa con su gato, a las que no
encuentran hasta que pasan cinco días, y recordé todo eso del
anonimato en la red.
Nos fuimos
satisfechos después de ver toda aquella cacofonía de realidades y
ficciones, que subvierten y amplian la realidad poderosísima de los
mass media, afectando al espacio físico, natural, y al
emocional. Vimos una selección de trabajos, siempre al más alto
nivel, que induce a la modificación de las producciones culturales
actuales, y de nuestros modos estructurados de entender la realidad.
Que hace dudar. Y la reminiscencia dadaista que tienen, además, es
un punto.
Eva y Franco
Mattes le cambiarán el nombre a la exposición cada día ate que
remate el próximo 18 de mayo, se pueden ir viendo aquí.
Hoy se llama Simulation for stimulation. El catálogo, con un
texto de Melissa Gronlund y fotos a color, cuesta 6 euros. Al salir
tomamos tomamos algo en The Champion, un pub con vidrieras en
las que se representan oficios tradicionales ingleses, entre los que
estaba, por supuesto, el de boxeador.