La FIFA ha convocado a los 53 seleccionadores europeos a una reunión en San Petersburgo, la segunda ciudad de Rusia, los días 16 y 17 de septiembre. La noticia ha caído como una bomba en Estados Unidos y en la Unión Europea, que mantienen un bloqueo a Rusia por la crisis de Ucrania.
En el cónclave está previsto un homenaje a la selección de Alemania por su triunfo en el reciente Mundial de Brasil, aunque aún está por ver sí Ángela Merkel autorizará al seleccionador alemán, Joachim Low, a acudir a la cita en San Petersburgo. No tiene mucho sentido que Alemania no pueda exportar verduras a Rusia y sí a su seleccionador. Es el mismo principio por el que España, Margallo, tiene que decidir si es conveniente que Del Bosque, que está invitado, acuda a la reunión. Villar, vicepresidente de la FIFA, tendrá que ver la mejor solución con el ministro de Exteriores.
Por si el lío fuera poco, Putin se ha venido arriba y estudia la forma de presentarse en San Petersburgo para hacerse una foto con los 53 seleccionadores europeos (la foto está prevista a las 10 de la mañana del día 16 de septiembre en el hotel Corinthia de San Petersburgo), lo que sin duda sería una bofetada para Jean Claude Juncker, presidente electo de la Comisión Europea antes de tomar posesión de su cargo, el próximo 1 de noviembre.
Con UEFA. La organización de la reunión de septiembre en San Petersburgo corre a cargo de la FIFA, aunque fuentes de la Federación Internacional puntualizaron a este periódico que “es un simposio conjunto de FIFA y UEFA”, lo que compromete también a Michel Platini, enfrentado a Blatter ante las elecciones a la presidencia de la FIFA la próxima primavera.
Para complicar aún más el embrollo, la Federación de Ucrania acaba de presentar una queja ante FIFA y UEFA tras inscribir Rusia en su Copa a tres clubes de Crimea, territorio que se anexionó hace cinco meses en medio de la protesta internacional. Se trata de dos equipos que disputaron la pasada temporada la división de honor ucraniana, el TSK de Simferópol (antiguo Tavria) y el SKCHF de Sebastopol, y el Zhemchúzhina de Yalta. La FIFA dice que este es un “asunto de la UEFA” y la UEFA que está “consultando con las federaciones afectadas”. Este asunto ha provocado que, otra vez, se haya pedido a la FIFA que retire la organización del Mundial de 2018 a Rusia. No es la primera vez que pasa.
El pasado mes de marzo, dos senadores estadounidenses del Partido Republicano, Mark Kirk, de Illinois, y Dan Coates, de Indiana, pidieron echar a Rusia del Mundial de Brasil por la crisis de Crimea. “Tras la ocupación militar de Ucrania, solicitamos a la FIFA que excluya a Rusia del Mundial y le retire la organización de la Copa del Mundo de 2018”. A esa petición respondieron los rusos. Los parlamentarios Alexander Sidyakin y Michael Markelov firmaron otra carta a Blatter en la que pidieron excluir a Estados Unidos del Mundial de Brasil “por invadir y ocupar Irak en busca de armas químicas, por intervenir militarmente en otros países como Libia o Siria y por violaciones reiteradas de los derechos humanos”. La carta de los dos políticos rusos iba con el membrete de la Duma, que controla Vladimir Putin.
Además de los seleccionadores europeos convocados en Rusia, la FIFA ha reclutado a los de América, a los que ha citado en Panamá, a los de Africa, en El Cairo, y a los de Oceanía y Asia en Kuala Lumpur. Pero lo que va a traer cola en las próximas semanas es la cita en San Petersburgo.