Flapjacks [tradiciones británicas]
Llevaba tiempo con la intención de preparar este rico bocado tan típico de la cocina británica y tan desconocido en nuestra tierra.
Yo lo conocí en mis años de estudiante en el Reino Unido y desde el primer mordisco quedé atrapada en sus redes. Estos cuadraditos de avena, miel, mantequilla y frutos secos se preparan de muchas maneras y admiten infinidad de combinaciones pero mis preferidos son los de pistacho y albaricoque. Aunque no le hago feos a ningún otro que se me ponga por delante.
Sabía que eran fáciles de preparar, había visto y leído muchas recetas, pero no imaginé que tanto. Esto los hace muy peligrosos ya que los querría tener siempre en mi despensa pero me controlo y me freno porque son dulces cargados de calorías.
Aguantan hasta tres días en perfecto estado si los conservamos en una lata hermética. Es más, yo diría que ganan con el tiempo ya que los ingredientes se asientan haciendo que los flapjacks cojan cuerpo. Si no sois capaces de comerlos todos en este período (cosa que, de ser tan fan de ellos como yo, dudo pueda ocurrir), los podéis congelar y así disfrutaréis de ellos cuando queráis.
Podéis preparar una gran plancha de la mezcla, cortarla en porciones individuales, envolver con papel vegetal cada una de ellas y listo.
El día que os entre el antojo, descongelais a temperatura ambiente durante unos 30 minutos y disfrutáis de ellos igual que si estuvieran recién hechos.
Necesitamos
- 140 grs de mantequilla
- 140 grs de azúcar moreno
- 2 cucharadas de miel
- 175 grs de copos de avena
- 75 grs de pistachos, pelados y picados
- 140 grs de orejones, picados
Preparación
Pre-calentamos el horno a 160 ºC.
En una cacerola, a fuego lento calentamos la mantequilla junto con el azúcar y la miel hasta obtener una mezcla uniforme.
Retiramos de la fuente de calor y añadimos los copos de avena, los pistachos y los orejones. Mezclamos bien.
Cubrimos con papel vegetal el interior de una fuente de horno de 20 x 20 cms.
Vertemos la mezcla sobre la fuente y la extendemos por toda su superficie, apretando ligeramente con las manos o el dorso de una cuchara.
Horneamos durante 30-35 minutos.
Retiramos del horno y dejamos enfriar sobre una rejilla metálica antes de cortar en porciones.
Perfectos para acompañar un café o té de media tarde :)
Fuente: BBC Good Food