Revista Cine

Incendies (Denis Villeneuve, 2010)

Publicado el 19 marzo 2011 por Babel

Incendies (Denis Villeneuve, 2010)

Premiada en diversos festivales europeos y finalista al Oscar, Incendies nos sitúa en el escenario de una de las regiones con el pasado más turbulento del planeta, convenientemente descontextualizada y hasta atemporal, que hace de envoltorio de este drama familiar. Secretos de familia, pasado por descubrir, la guerra en el Próximo Oriente y héroes inmersos en el horror en busca de su redención. Denis Villeneuve se basa en un guión teatral de Wajdi Mouawad para reconstruir la historia de una mujer que sobrevive al pasado de una de las épocas más feroces de su país con la determinación de vengar a los ídolos del fanatismo religioso que dividió a su pueblo en dos y marcaron para siempre su vida. La historia de una tragedia personal que ella jamás ha revelado siquiera a sus seres más cercanos.

La búsqueda de la verdad y los orígenes son el leimotiv cuando, tras morir accidentalmente la madre, el notario lee a los dos huérfanos gemelos el legado, una carta destinada al padre y otra al hermano, desconocidos hasta la fecha por ambos y que deberán buscar y entregar a sus respectivos destinatarios. El viaje de regreso al pasado de la madre y de ambos, conduce a los hermanos por las heridas de un país y una familia que nunca conocieron.

Una escritura alegórica de una guerra intemporal, donde la familia se funde con lo etnográfico, lo personal camina hacia la historia de un fratricidio, el ciclo interminable de la sangre, la semilla del odio que solo genera más odio y lesiones ocultas en el alma difíciles de sanar, dejando cicatrices que perduran a lo largo de los diferentes giros argumentales.

Incendies (Denis Villeneuve, 2010)

Conviene no saber demasiado sobre el desarrollo del argumento antes de verla, pero sí diré que es una de las propuestas más interesantes de la cartelera y que merece la pena. Una de esas películas que te mantiene con el corazón en un puño algo más de dos horas, una tragedia trazada con la precisión de un relojero suizo donde todos los elementos están ensamblados con auténtica maestría y nada es banal, nada sobra. La búsqueda de la verdad conduce a los hermanos a un viaje a la crueldad y al horror de la guerra siempre mostrados mediante una sucesión de elipsis que no merman en ningún momento la atrocidad y el horror de la realidad que supera, por sí sola, cualquier relato de terror. El viaje de ambos nos va desgranando sus orígenes y el carácter de cada uno de ellos. Los vínculos se forman de manera casi silenciosa, sin discurso psicológico innecesario y la imagen no es sino una resonancia de la verdad que conduce la seductora intriga llena de emociones y tragedias.

Denis Villeneuve se sirve de determinados recursos dramáticos para, de manera muy estilizada, crear un ambiente asfixiante, mientras el enfoque sugerente de las imágenes la hacen impactante y duradera en la memoria del espectador. La escena del asalto al autobús, el capítulo de la mujer que canta en la celda 72 o la misma secuencia de apertura, niños afeitándoles el cráneo, una escena ralentizada y pautada con los acordes de Radiohead (You and Whose Amy?), sintetizan el horror y la violencia de la guerra evitando siempre la innecesaria pornografía del horror como recurso visual. Y a pesar de que el guión y la tragedia familiar se van complicando a lo largo del film hasta puntos que podrían merecer el plagio por parte de algún culebrón caribeño, Villeneuve sabe salir airosa aplicando en todo momento un discurso sobrio y digno que consigue nuestra empatía y el respeto hacia sus personajes.



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