La primera vez que probé el sushi fue un maki (roll de pescado con arroz y envuelto en un alga) y recuerdo que se me hizo bola. Me resultó desagradable y estuve mucho tiempo diciendo que no me gustaba el sushi. Hasta que un día, gracias a este blog, tuve la oportunidad de ir a una masterclass de Ricardo Sanz (chef de Kabuki) y ahí probé una amplia variedad de cortes y pescados crudos y descubrí que no tenía ningún problema con el sushi.
Nunca nos habíamos planteado en firme la visita a Kabuki, pero casi improvisando, un día entre semana que teníamos libre, decidimos ir a visitar el Kabuki del Hotel Wellington (en Madrid esta el Kabuki original y el del Wellington, y hay otro en Tenerife y otro en Málaga) en horario de comida. No nos costó mucho reservar y de hecho el comedor no se llegó a llenar. Un comedor oscuro, con líneas muy sencillas y con poca decoración. Estilo japonés sobrio.
Nos llamó la atención el resto de mesas. Aparte de comidas de trabajo, parecía que había mucha clientela habitual, a quienes los camareros conocían e incluso les apuntaban "lo de siempre".
Nos entregaron la carta. Amplia, amplísima, con gran variedad de sushis y sashimis, donde no éramos capaces de calcular si iba a ser poco, mucho o regular, así que, decidimos optar por un menú degustación: ocho platos, postre y café o té, según la carta, pero que finalmente fueron, incluyendo los entrantes, trece platos y el postre. Eran prácticamente todos sushi o productos del mar, pescado crudo de distintos tipos con diferentes aderezos, inspirados en la gastronomía mediterránea. Hacía que el menú pese a su estética similar en todos los platos, gustativamente, variara notablemente entre unos y otros.
Entrantes:
- Sorbete de vermut con mejillón: un bocadito para ir abriendo el apetito
- Jardín Kabuki: Niguiri de pimiento, shitake y berenjena: Trozos ricos pero un poco excesivos de tamaño.
- Mar Kabuki: Vieiras, huevas, gambas de huelva, navajas y sardinas en espeto con piel de atún: degustación de mariscos, bien presentados y bien ricos
- Usukuri de dorada a la vinagreta
- Mujol al mojo verde con papas canarias: buena combinación poco habitual con un pescado crudo
- Usukuri de toro - versión del pantumaca: Como debe de ser un pantumaca, con pan, aceite y tomate. Aderezando una ventresca de atún exquisita
- Tataki murciano: ¿Japón y la huerta murciana en un mismo plato? Sí, y funciona!
- Huevo roto con atún picante (nuestra versión del huevo roto): El huevo, como siempre, que no falla, combinado con lo que sea
- Langostino rebozado en copos de maíz con komcatchup: Crujiente por fuera y tierno por dentro. Muy bueno.
- Niguiri de toro con azúcar flambeado y niguiri de mojito: presentados en un mismo plato. El flambeado mejor que el mojito
- Trilogía de niguiris: tres niguiris peculiares de pez mantequilla, de carne de waygu que resultaba un poco mazacote y un de huevo de codorniz con trufa riquísimo.
- Rabo de buey waygu: Después de tanto pescado, una carnaza nunca viene mal. Estaba tan bueno, que casi no llegamos a la foto ;)
- Gelatina de yuzu con crema de chocolate blanco: Combinación de sabores diferente a los postres habituales, pero la verdad es que pegaban bien.
La comida fue fabulosa, de sabores, combinaciones y cantidad. El precio, unos 120 € por persona, con un aperitivo al llegar y una botella de cava.
Si crees que no te gusta el sushi, sin duda, este es tu sitio para comprobar que no es cierto.