18 años después de la triunfal acogida de La niña de tus ojos (Fernando Trueba, 1998), se estrena la secuela de esta película que consiguió una conexión con el público casi mágica. Quizá porque la regocijante galería de personajes que Rafael Azcona y el resto de guionistas crearon en esta primera parte eran tan humanos, tan reconocibles, que cualquiera podíamos identificarnos con ellos. Casi dos décadas después el director madrileño se reencuentra con toda esta tropa de personajes impagables que tan dentro quedaron grabados en la memoria colectiva y nos muestra en qué han cambiado sus vidas. Dirigida y escrita por él, si algo vuelve a poner de manifiesto La reina de España (2016) es el extraordinario director de actores que es Fernando Trueba. Al igual que en la primera parte, sorprende cómo a lo largo de sus dos horas largas de duración, les da oportunidad a todos y cada uno de sus actores a lucirse y tener su momento de gloria. Este hecho, a priori nada significativo, es tremendamente difícil de conseguir en una película coral, donde a veces unos personajes quedan deslucidos o pasan totalmente inadvertidos. Aunque algunos tienen evidentemente más peso que otros -Resines, Cruz, León-, todos tienen ocasión de brillar, de seguir demostrando que su talento interpretativo permanece intacto.

Ambientada en los años 50, la película narra las vicisitudes del rodaje en nuestro país de la superproducción americana La Reina de España, protagonizada por la estrella mundial Macarena García (Penélope Cruz) en el papel de Isabel la Católica. Al enterarse de la noticia también regresa a su país natal Blas Fontiveros (Antonio Resines), casi 20 años después de rodar en la Alemania nazi La niña de tus ojos. La película va narrando el reencuentro del director con todos sus compañeros y amigos

Otra de las claves por las que la película funciona es porque no es nada pretenciosa y tampoco se toma muy en serio a sí misma. Se nota que, ante todo, lo que Trueba ha querido hacer es una comedia, que la gente vaya al cine a echarse unas risas, la cual no es poco. Y lo cierto es que lo consigue: a la mente me viene la descacharrante escena de Jorge Sanz, todas y cada una de las intervenciones de una Loles León en su salsa o incluso un Santiago Segura que, lejos de resultar histriónico, hace divertido y tierno a su personaje. Capítulo aparte merece la actuación de Penélope Cruz que, como la protagonista de la película, ha ganado un Oscar y nunca ha dejado de sentirse española a pesar de su fama internacional. Lo que hace Cruz en La Reina de España va más allá del elogio: llora, ríe, se enfada y hasta canta, sumando una nueva interpretación inolvidable en su carrera. Es ella, además la que protagoniza varios de los momentos cumbres de la película: la escena en la que canta “Granada” o cuando le espeta al mismísimo Franco -genial Carlos Areces- la ya legendaria frase de “yo lo que usted diga me lo paso por el coño”. En el plano actoral la película se refuerza con fichajes como el de Ana Belén, en su regreso al cine español tras años de ausencia.

Aunque no pasa a engrosar la lista de sus mejores películas, que siguen siendo El año de las luces, Belle Epoque y El artista y la modelo, La Reina de España es una más que digna secuela de su legendaria primera parte. Rodada en Madrid y Budapest con producción de Atresmedia y un presupuesto de 11 millones de €, lo que la convierten en una de las películas españolas más caras de la historia, estamos ante una de las más bellas cartas de amor


