Ay, París
¿cuanto rostro fingiendo la paz?
disfrazados de un gesto feliz
que no es más que un barniz
un grotesco antifaz
ocultando a París.*
Montmartre lo he visitado dos veces... como la esencia de ese París que las acuarelas pintan y que Henri Toulose-Lautrec plasmó desde su bajo ángulo como la grandeza de la ciudad luz, sus calles llenas de curvas entre los cerros, entre terrazas y bistrós, pareciera que París es el paraíso para los artistas... no importa tener riquezas si no un poco de talento y encontrarse en la capital mundial del arte... París es una luz que explota hacia el mundo creando la imagen del arte por que sí... no por dinero, ni por fama... simplemente por el gusto de crear... así en lo que uno cree, sus principios y la amistad la vida bohemia que personificara Henri Murger en el siglo XIX, refleja ese andar despreocupado, preocupado de la creación artística y enriqucer el intelecto y los valores.
Marcel (André Wilms) está triste, la editorial no le aprobó su nueva novela, sólo le queda beber... mejor dicho buscar vino entre las botellas que los bares han dejado para la recolección, cuando la pobreza llega no toma turnos, viene completa y cobra por todos lados, no le importa tu cesantía ni tus otras deudas... viene con cara de reproche cobrando más de lo que tienes sin más compasiones... del mismo modo aparece el aviso de desalojo después de no pagar el alquiler, tratando de evadir al rentista llega a un restaurant donde conoce a Rodolfo (Matti Pellonpää) un pintor que padece las mismas pellejerías de Marcel... así ambos pasan el día bebiendo hasta que por costumbres los viejos y cambiados zapatos de Marcel llegan hasta su casa que ahora tiene otro inquilino.
Pero si alguien ahora paga por vivir en las paredes mientras que los muebles son de otro ¿de quién es la casa?, así Schaunard (Kari Väänänen) Marcel y Rodolfo se conocen... el nuevo inquilino es un músico que no ha sido comprendido aún por el modernismo de sus obras... así queda sellada la amistad de tres artistas el escritor, el músico y el pintor... entre el blanco y negro que abunda, y el hambre que grita por las entrañas la amistad se hace más firme. Es que hay que estar mal para saber quienes son los verdaderos amigos, las verdaderas esposas y los que no valen la pena.
En la incosistencia de la melancolía que parece haber en los pasillos de las viejos edificios parisinos Rodolfo se encuentra con una mujer solitaria en la megaciudad, Mimi (Evelyne Didi) triste por el vacío decide quedarse en el departamento de Rodolfo... al otro día desaparece... ni el amor parece ser parte de lo que se le permite al desafortunado... la vida andrajosa de los bohemios siempre está al filo del hambre y la suerte, algunos chispazos de esperanza se dan camino al reconocimiento que se desvanecen languidamente... así la vida se escapa de las manos cada vez, esperando los momentos de consagración que muy pocos ven como algo factible. Así las vidas de los que aman lo que el espíritu regala se ve como más loable... nada que ver a lo que nuestra actual sociedad aplaude cuando llama "emprendedores" a los que encarnan el nuevo éxito comercial. Acá importa más ser el creador del arte y la belleza... por ahora incomprendida en las notas disonantes de Schaunard, o en las insolentes letras de Marcel y los colores de Rodolfo se vuelven sellos del verdadero amor por las cosas que valen y que perduran en los abrazos y los cariños... que importa el resto cuando se tiene en quien confiar, a quien amar y en que soñar.
Saludos a todos.
Bonus Tracks
1.- Película en IMDB
2.- Comentarios en Filmaffinity
3.- La vie de bohème en Wikipedia
4.- Fragmento de la película
* de "Ay París" de Eduardo Peralta