Sólo había un requisito: que el viaje fuera sentimental. Y será porque en todo el año no me he cogido vacaciones y que realmente las necesito porque estoy muuuuuuuuuuuuuy cansada, enseguida tuve claro a donde iba a viajar...aunque fuera con la mente. Cuando se vive en Holanda, y no es un mito, lo que más se echa de menos son las horas de sol y, en mi caso, además la cercanía del mar (mi playa más cercana está a 30 minutos y ya es un lujo jejejeje). En fin, que mi mente se fue directa a México y su Riviera Maya.

Hace cuatro años, más o menos por estas mismas fechas, mi Danny y yo nos marchamos a hacer uno de los viajes más bonitos que hayamos tenido la suerte de hacer jamás. Mi sueño había sido siempre bucear en los cenotes así que la excusa la teníamos. No voy a describir el viaje completo porque podría estar horas y no es cuestión de aburrir pero destacaré (aparte de los cenotes claro) la increíble experiencia de nadar con tiburones ballena, las marquesitas que probamos en Valladolid, la inmensidad de Chichen Itza y el color de la arena y del agua...¡Sin duda volveremos!


Así que pensando en México y en nuestras tardes de relax en las hamacas de la playa de nuestro hotel, venga cocktail p'arriba, venga cocktail p'abajo, que yo creo que nos probamos todos los que había en la carta, se me ocurrió preparar una bebida que quizás no es tan conocida y que venía al pelo con el ansia de calorcito y los recuerdos de tan maravilloso viaje.

Según cuentan en esta página, la chelada (originalmente "michelada") es una de las bebidas más icónicas de México, un cóctel económico a base de cerveza ideal para tomar cuando aprieta el calor. Aunque existen varias teorías, la que parece más certera apunta a que el origen está en San Luis Potosí, concretamente en el Club Deportivo Potosino, en cuyo bar se reunían sus socios tras hacer deporte. Cuentan que en los años 70 un señor de nombre Michel Esper llegó al club para jugar un partido de tenis pero antes pasó al bar por una cerveza y le echó a su gusto sal, limón y salsa picante, el resultado fue tan placentero que los días siguientes llegó ordenando al barman "prepárame otra como la de del otro día, una michelada (tomando su nombre de pila)". La bebida empezó a hacerse popular allí hasta que se propagó rápidamente.
La chelada no lleva salsa picante como la michelada y esta es la receta que yo os traigo. Vendría a ser como la variante mexicana de nuestra "clara de limón" pero natural. ¡Y tengo que reconocer que está bien buena!
Ingredientes: 1 cerveza ligera (tipo Sol); 1/2 lima; sal; guindilla molida; hielo.
Preparación: Escoger una copa grande o una jarra, mojar el borde con zumo de lima y untar de sal pasando el borde por un plato con sal.
En el fondo de la copa/jarra poner 1/2 cucharadita de sal y guindilla molida al gusto. Añadir el zumo de media lima y cubrir con hielo picado hasta la mitad. Añadir finalmente la cerveza y mezclar con una cucharita. Servir el cóctel inmediatamente.

Pues con esta bebida refrescante participo en la iniciativa TSViajero17 y os deseo unas muy felices vacaciones (si las tenéis) y nos vemos a la vuelta. ¡Sed buenos!

