Lo que sí parece es que los autores de Todo está en el aire han recogido algunos de los elementos más definitorios del cine que han desarrollado jóvenes directores como Joe Swanberg o Andrew Bujalski para construir una historia "de historias" que nos acerca a las vidas en pareja de varios personajes. Ya comentábamos que las películas mumblecore tienen sus virtudes, pero también sus defectos, al estar sostenidas en un soporte tan frágil como los diálogos, desprovistas de otro tipo de elementos técnicos. Y ahí es donde se nota la agilidad descriptiva (Bujalski) o la capacidad de síntesis (Swanberg). Personalmente no encuentro nada de esto en Todo está en el aire y casi me resultan más cercanos los personajes de Nights and weekends (2008) o de Buscando un beso a medianoche (2009) que estos treintañeros apáticos reflejo supuesto de otros tantos jóvenes españoles.
Todo está en el aire es una película que trata de acercarse a la naturalidad a través de ese trabajo de improvisación que caracteriza al "bedhead cinema", pero los actores aquí no parecen tener la capacidad suficiente como hacernos creer la "realidad" de sus personajes. Y desde luego Adriá Collado no acaba de resultar convincente, como tampoco lo era en Aislados, de David Marqués, donde exploraba parecido registro. Hay sólo algunos guiños al cine al que imitan que resultan divertidos, como ese comienzo follando como marca ineludible de la casa, reflejo de una generación algo perdida pero llena de ansias por vivir.
En todo caso, y aunque ésta no se trate de una propuesta lograda, ya hemos comentado que resulta estimulante que otro tipo de cine tenga por fin estas vías de exhibición que, lejos de ser alternativas, suponen el futuro de la distribución cinematográfica. Y que permiten a los aficionados acceder a títulos inéditos cuya trayectoria en los circuitos traidicionales sería escasa.
Todo está en el aire se estrenó el 22 de abril en Filmin