La zona más típica para cenar es la Ribeira, toda la parte frente al Duero y en algunas callecitas de alrededor. Ahí, en la Rua da Fonte Taurina, probamos la Adega Do Conde donde cenamos los cuatro por 60 euros y tomamos media de Bacalhau a Braz (13,5€), media de polvo (pulpo a 16,5€) y una francesinha (12,5€), con aperitivos, bebidas y una botella pequeña de Vinho verde. Es uno de los mejores sitios donde comimos en todo el viaje.
También encontraréis muchos locales en la Rua dos Mercadores, una callecita que baja hacía el río con bastantes locales pequeñitos especializados en pescados frescos. Elegimos uno al azar, la Taberna Ninho do Papagaio, y en este caso nos equivocamos. Comimos por 53,5€ para cuatro: calamares, rodaballo, bacalao de la casa y un chorizo asado de apertivos. El rodaballo estaba muy fresco y bien preparado. El chorizo se asa de una forma curiosa, con fuego sobre la propia mesa y también está muy bueno pero el resto nos desfraudó. El bacalao parecía de comedor escolar y los calamares parecen Findus.
El último día nos encontramos con muchos restaurantes de la zona centro cerrados así que nos quedamos en la Plaza de la Liberdade, donde hay un McDonalds al que merece la pena asomarse, no para comer, sino para ver su arquitectura ya que está en un edificio clásico. Para comer nos fuimos al otro lado de la plaza donde hay un par de sitios nada más y nos sentamos en "Petisco de Liberdade", el más barato de todos los sitios que probamos y también apañado: francesinha muy buena, mejor que la anterior, con una filete y unas salchichas en condiciones. Arroz de pato y un bacalao a bras, con un par de postres y bebidas por 46,4€.
Al otro la del Duero está Gaia, la zona de las bodegas. Y también la zona turística con la ribera repleta de puestecitos, heladerías o el mercado Municipal de Gaia, reconvertido a mercado gastronómico, al estilo del Mercado de San Miguel, más pequeño y algo abarrotado. En la parte de fuera, bares para degustar Oporto donde por 5 euros puedes probar 5 clases del vino de la zona.

También un montón de restaurantes de cocina típica portuguesa, mezclado con algún italiano y otras opciones más para guiris. El truco aquí es buscar las cartas más autóctonas, los platos más grandes o los locales más cutres como el Avelino Martins donde paramos a comer y por solo 37 euros tomamos una ensalada, un perolo de arroz de marisco y unas sardinas que estaban divinas.
En la Ribera de Gaia hay un enorme local, donde entra todo el mundo a tomar pastel de bacalao con oporto: Casa Portuguesa do Pastel de Bacalhau. Una franquicia que también puedes encontrar en Lisboa y en Oporto a los pies de la torre de los clérigos y donde el único producto es pastel de bacalao y queso de oveja. Te los sirven para llevar, con una paleta donde te ponen la copa, la bola y todo tuyo. Es una curiosidad un pelín cara, 12 euros que justifican porque la copa te la puedes quedar.
En resumen: una ciudad maravillosa para una escapada y donde comerás como se come en Portugal: bien y barato en todas partes.
