Esta es una de esas recetas de invierno, tradicional y sencilla, que pasa de una generación a otra. Perfecta para días frios, como el de hoy.
Es un claro ejemplo de la relación existente entre nuestra gastronomía y los frutos secos.
Ingredientes:
1 pollo cortado en trozos grandes (en octavos)
1 cebolla grande y 2 dientes de ajo.
1 huevo
10/12 almendras
Azafrán (12 hebras aprox.). Laurel (2 hojas) pimienta
½ vaso de vino de cocinar
1 cuchara pequeña de harina o Maicena
Preparación:
Lavar y secar el pollo.
Salpimentamos y en una cazuela con aceite doramos los trozos de pollo. Sacamos y reservamos.
En el mismo aceite, rehogamos la cebolla cortada en juliana hasta que esté transparente.
Añadimos el ajo laminado, el laurel, la harina y el vino. Removemos para que no se formen grumos.
Agregamos el pollo a la cazuela y cubrimos con agua caliente.
Tapamos la cazuela y dejamos cocer 50/60 min.
Mientras, cocemos un huevo 10 minutos en agua con sal.
Dejamos enfriar y separamos la clara de la yema.
Machacamos las almendras (yo las pico con un cuchillo primero) con la yema y el azafrán.
Lo desleímos con un poco del caldo de la cazuela y lo agregamos cuando queden 10 minutos de cocción.
Servir con la clara de huevo picada por encima.