Ya sé que llego con un poco de retraso este mes a nuestra cita con el reto de #reposterasporeuropa, pero es que aunque tenía todo preparado, perdí el vuelo y me he tenido que quedar esperando en el aeropuerto hasta que saliese el siguiente.
Afortunadamente y a pesar de haber cogido el avión un poco más tarde, os puedo enseñar mi propuesta croata en forma de pastel de queso. Os va a gustar seguro, porque aparte de ser sencillo de preparar, es de esos pasteles que nos ofrece la posibilidad de utilizar diferentes tipos de quesos en su elaboración,
Este postre es uno de los muchos pasteles tradicionales croatas, originario de la isla rocosa de Krk, que se encuentra en la parte superior del Adriático, cerca de la península de Istria. Es un postre de aspecto rústico y lo que le hace único es el tipo de queso que se utiliza para su elaboración y que sólo se da en esta zona.
Es un queso local elaborado con leche de cabras o de ovejas con un sabor especial que le confieren los pastos ricos en sodio que comen los animales. Se encuentra a medio camino entre el queso feta y el queso manchego, aunque no es tan salado como el primero, pero si tiene la cremosidad del segundo.
Por lo general se hornea en placas metálicas tradicionales de la época, aunque también puede utilizarse cualquier tipo de molde, ya sea de pan o bizcochos y tanto metálicos como de loza.
La gastronomía de Croacia es diferente dependiendo de la región en donde te encuentres. La zona del interior esta influenciada por la cocina eslava, húngara, vienesa y turca. En cambio, las zonas costeras tienen influencias que provienen tradicionalmente de las cocinas griega e italiana.
La capital del país, Zagreb, se caracteriza por tener una gran cantidad de cafeterías al aire libre en las que se pueden degustar una amplia variedad de especialidades reposteras como el kremsnita, que es un pastel de crema croata, los krafna o donuts rellenos de mermelada, el orehnjaca que es una especie de brazo de gitano de nueces, el madjarica o pastel de chocolate y como no, el postre de queso que yo os traigo llamado presnac.
Yo para variar, y porque no quería que el pastel tuviera un sabor fuerte, he utilizado requesón, aunque también podríamos haberlo prepararlo con ricotta. Son quesos más suaves de sabor, pero con una consistencia más firme cuando se cuajan que el queso crema.
Ingredientes
Para la masa
- 250 gr. de harina
- 2 cucharadas de azúcar glacé
- 50 gr. de mantequilla
- 1 huevo tamaño L
- 3 cucharadas de leche
Para el relleno
- 500 gr. de requesón
- 125 gr. de azúcar
- 3 yemas
- 3 cucharadas de harina
- Ralladura de 1 limón
Elaboración
Precalentamos el horno a 170º C. Engrasamos un molde (yo en este caso utilicé uno bajito de loza)
En un recipiente mezclamos bien todos los ingredientes de la masa. Cuando estén bien integrados hacemos una bola y con ayuda de un rodillo extendemos la masa dejando un grosor de unos 5 mm.
La colocamos sobre el molde y vamos plegando los bordes con los dedos. Reservamos.
En un recipiente agregamos el requesón, el azúcar, las yemas batidas, la harina y la ralladura y mezclamos bien con un tenedor hasta que la mezcla sea homogénea.
A continuación volcamos el relleno sobre la masa y horneamos unos 50 minutos.
Sacamos del horno y espolvoreamos con azúcar glacé antes de servir.
Y puestos a innovar, que ya sabéis que a mi me encanta, se me ocurre que a este pastel, y que me perdonen los croatas, se le podría añadir un poco de fruta en el relleno y seguro que estaría todavía más delicioso de lo que ya está.
Pero vamos, que así tal cual, también está muy rico y yo sigo pensando que con un queso como el requesón no resulta tan pesado. Pensad que va rodeado de masa y puede resultar más pesado que los pasteles de queso habituales.
Muchas gracias Pili por no dejarme en tierra y permitir que me haya incorporado al grupo, aunque haya sido con un poquito de retraso.