Revista Cultura y Ocio

Principios

Publicado el 07 febrero 2010 por Hache
PRINCIPIOS
Casi todos cuentan que con catorce o quince años ya se habían leído a los grandes de la literatura y por eso ahora, insatisfechos como ellos solos, buscan nuevas corrientes que les den ánimos para continuar su batalla con la gran literatura.
Yo, que tengo un punto raro, no comencé hasta los veinticinco; y, además, no empecé por los grandes, llegué a los grandes (y en ello sigo) porque leí lo que escribían algunos conocidos.
Sé perfectamente qué fue lo primero que leí que me produjo un shock lo suficientemente intenso como para ponerme a escribir. Lo segundo fue un poemario (de título 'El beso de la mujer...araña') de quien ahora es un grandísimo cuenta-cuentos a nivel mundial.
Un par de poemas de aquel poemario:
LOBO
Un lobo,
un lobo es lo mismo que un conejo
escondido en el doble fondo de una chistera;
es incluso más mágico
que una paloma saliendo de la solapa del chaqué.
Un lobo, no se engañen,
no tiene pelos ni colmillos
y ni siquiera está solo.
Un lobo no lo hace siempre por detrás
y le jode que lo confundan con un perro.
Un lobo, y más si es como yo,
no se presta a salir en sus cuentos
y se toma las copas con los tres cerditos.
Un lobo,
un lobo, caballeros, no se fía de ustedes
y procura no aullarle a la Luna
para que no lo descubran
y utilicen su piel como disfraz.
Comprenderán ustedes
que un lobo,
un lobo ibérico,
no puede caminar sin pelo en pecho
y pretender que todos huyan,
es ridículo.
SOMOS LOBOS
Somos lobos,
cuando gritamos en la cama
y cuando estamos solos
buscando nuestras bocas en la Luna.
Somos lobos
cuando nos aullamos por teléfono
o nos mordemos las orejas
y nos lamemos las heridas.
Ahora bien,
somos lobos sin corbata;
lobos cabezotas,
sin chaqueta reversible,
sin pelo gris.
Nada de hombres-lobo y medias tintas por el estilo;
¡Lobos!,
lobos hambrientos de instinto
que saludan la mañana con orgasmos
y no llevan corbata porque aprieta;
lobos que no comen cerdo
para no contagiarse
y cobran derechos de imagen
por el cuento de “Caperucita”.
Somos lobos, de verdad que somos lobos,
pero no vayas a decirlo
porque te echarían de la Universidad.
Tárraga, Matías. 'El beso de la mujer...araña'. Inédito

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