Pudin de nueces "merchi"

Hacer la foto fue toda una odisea.   Era media tarde del pasado día 24, ya era hora de desmoldar el pudin y sacarlo del frigorífico; como siempre quiero hacer una foto para el blog,  y comienzo localizando el mejor sitio, viendo donde puedo realizarla.   Compruebo que en el  patio trasero ya no da el sol, la cocina ya un tanto en penumbra no me da el juego que necesito, si enciendo las luces malo, si salta el flash peor….en el porche delantero hay un sol espléndido, una luz espectacular; así que ni corta ni perezosa, con el plato que pesa cantidad en la mano izquierda, cámara en la derecha, comienzo a hacer fotos, probando, probando.   ¿Veinte, treinta? no sé llegué a perder la cuenta, de un sitio para otro, de éste lado, de perfil, desde arriba, para acá y por allí, dándole viajes al pudin.    Por fin me decido por una para el encabezamiento de la entrada a pesar de que no sea de mi total agrado, ya que cuenta con las sombras de mi queridísimo y viejo (tiene más de catorce años) ficus, de ésa gran maceta que da la bienvenida a quienes me visitan; mi ficus dejó su huella en el espejo de caramelo, quedará su recuerdo en la foto del pudin; mi hermoso ficus nos regaló un toque de color verde que en la realidad no se encuentra en el dulce original.   El pudin de un color dorado muy intenso y brillante, realmente precioso, en el blog ha pasado a ser una mezcla de marrones y detalles verdes, como si de una joya de ambar y esmeraldas se tratara.  

Después de la gran odisea, viendo y probando el resultado se empezó a escuchar en “Mi cocina”:  
Meeeerchi, Meeeeeerchi, Meeeeeerchi……sí, han leído bien, es a Merchi, a la que aún y desde hace varios días, le estamos haciendo la ola en Mi cocina, aunque parezca que estamos cantando y animando a uno de los mejores futbolistas del mundo, argentino para más señas y jugador de uno, si no el mejor equipo de futbol del mundo, de la ciudad que ha popularizado el nombre de Mercedes, gracias a su patrona.
Merchi es una gran cocinera de La Coruña.   Esta galleguiña, hace honor a su nombre, Mercedes, que etimológicamente viene del latín “mercedem” (significa: merced, premio, precio, agradecida, agraciada).   Merchi, tiene la merced de publicar un maravilloso blog de cocina, CON SABOR A CANELA, todo un premio para quienes la seguimos, no tiene precio su generosidad, sus estupendas recetas, sus agraciadas fotos hacen que quienes disfruten sus platos les estén, como yo muy agradecida.   
No sólo es una gran cocinera, una buena comunicadora que explica a la perfección sus recetas, con una muy buena fotografía; pero lo mejor, una de las cosas que más valoro de ella, es su humildad. Siempre, siempre tiene un comentario (no de compromiso) no sólo en Mi cocina, en casi todos los blogs que visito suelo leer sus palabras, siempre amables, cariñosas y con una simpatía arrolladora.   ¡¡ Esto último, si que no tiene precio !! 
Ella es la responsable de que en mi cocina real disfrutemos de flanes y pudins como éste, de nueces, un bocado delicioso, suave, fresco, con un sabor a nueces increíble, que preparé siguiendo sus pasos.

Lo que más me gustó hacer, es el caramelo con las nueces caramelizadas, que en mi mesa fue todo un espectáculo, con un gran éxito entre los comensales, que repetiré sólo por el placer de prepararlo cada vez que haga algún flan, un fino caramelo que se convertirán en clásicos caramelos con nueces, con avellanas, con piñones, con…….
¿Cómo hice el pudin?
Ingredientes: 250 g de nueces peladas, 5 huevos, 6 galletas tipo Maria, 350 gramos de leche condensada, un vaso de leche (puse semidesnatada para compensar la condensada).  Para el caramelo, 60 gramos de azúcar.   Para caramelizar las nueces, 5 cucharadas soperas de azúcar.

El paso a paso:
Precalentar el horno a 170º C; mientras pelar las nueces, dejando unas cuantas para decorar.
En una cacerolita poner los 60 gramos de azúcar y una cucharada de agua dejando cocer hasta conseguir un caramelo dorado y echarlo en un molde (capacidad de 1,5 litros) de tal manera que cubra bien el fondo.
En el vaso de la minimiper echar las nueces trituradas previamente en un mortero (exceptuando las que hemos reservado para decorar), las galletas, los huevos, el vaso de leche y la leche condensada y mezclar bien de forma que quede totalmente homogénea.
Verter la crema en el molde; colocar éste en un recipiente con agua e introducir en el horno (baño Maria), dejándolo cocer una hora aproximadamente.
Sacar del horno, dejarlo enfriar y meterlo en el frigorífico durante tres o cuatro horas.
Mientras caramelizar las nueces poniendo las cinco cucharadas de azúcar en una cacerolita con un chorreoncito de agua, llevándolo a ebullición.   Cuando el caramelo comience a dorarse, añadir las nueces y remover.
Echar el caramelo en un papel de hornear (sulfurizado) de forma que se extienda para que se enfríe.
Para desmoldar el pudin, pasar un cuchillo por los bordes, colocar un plato alargado encima y darle la vuelta.
Decorar con las nueces caramelizadas y el caramelo con nueces.
Y seguro que quienes lo prueben harán como en “Mi cocina”: la ola a la par que cantamos “Merchi, Merchi, Merchiiiiiii…..”