Todo surgió para aprovechar unas sobras porque tenía unas manzanas un poco viejitas en casa y decidí hacer con ellas unos chips crujientes, poniendo en práctica una idea que había aprendido en un taller con Sesé San Martín. Y además acababa de hacer un rabo de toro estofado para el blog de Carne Villamaría, por lo que tenía carne de rabo deshuesado listo para consumir. La idea de combinar tan deliciosos ingredientes surgió enseguida. Os enseño a preparar los dos ingredientes para montar este delicioso milhojas/lasaña.
Para hacer los chips de manzana, necesitamos un par de manzanas de sabor ácido, tipo Fuji, Pink Lady o verdes ácidas, las que más os gusten. Preparamos un almíbar con agua y un par de cuchadas soperas de azúcar que disolvemos bien y llevamos a ebullición, dejando que cueza durante un par de minutos.Con ayuda de una mandolina, cortamos las manzanas en rodajas bien finas, las colocamos sobre un papel de hornear o un silpat y las barnizamos con el almíbar. A continuación las metemos en el horno a 100º durante una hora, les damos la vuelta con cuidado, volvemos a barnizar y dejamos otra hora por el otro lado. Sacamos las manzanas, (que no estarán aún crujientes del todo, pero sí deshidratadas) y dejamos que se terminen de secar en una rejilla. En unos minutos estarán listas y ya estarán bien crujientes. Estas chips de manzana son estupendas como snack, para decorar postres o como hoy para hacer este milhojas de rabo de toro. Para hacer el rabo de toro, podéis ver esta receta que publiqué hace tiempo y nunca falla. Encargamos el rabo a Cristina para que nos lo traigan a casa, y nos ponemos a cocinarlo. En el blog de Carne Villamaría podéis ver la receta y el aprovechamiento del rabo de toro. Una vez cocinado, sacamos la carne del hueso y la desmigamos, guardándola en una fiambrera. Al enfriarse la carne se cuaja la gelatina de la carne y obtenemos una especie de ladrillo de carne desmigada de rabo de toro. La salsa y caldo de la cocción y las verduras utilizadas, las podemos triturar obteniendo una salsa espesa que pasamos por el colador fino y guardamos en botes de cristal para conservar hasta que vayamos a usarlo. Esto es muy práctico para porcionar este guiso de rabo de toro y usar la cantidad que nos convenga, cortando un trozo de ladrillo del tamaño que necesitemos. El rabo así preparado, se puede congelar sin ningún problema y nos durará hasta seis meses.