Revista Cine

Recordando algunas escenas antológicas: ‘Anatomía de un asesinato’-Es usted un abogado muy gracioso-

Publicado el 06 noviembre 2013 por Cinefagos

Anatomía de un asesinato (4)

Qué grande era Otto Preminger, ese aristócrata menestral y artesano, docto en el séptimo arte más teatral, curtido entre Vorágines, Zarinas, Ángeles, Cardenales y Diablos varios. Un  tipo pícaro y dicharachero con Cara de Ángel que sin despeinarse ni mirar atrás cruzó Al borde del peligro un  Río sin retorno parar dar los Buenos Días a la tristeza. Y un valiente capaz de tales proezas no podía-ni debía- amedrentarse al sentirse apuntado por esos misiles tierra aire que tenía Lee Remick por pechos. Y no lo hizo, aunque nadie le hubiese juzgado por ello, y mucho menos yo, que después de revisar por enésima vez ‘Anatomía de un asesinato’ me siento igual que un seminarista adolescente hojeando su primer Playbo…… estoooo….Biblia….quería decir, perdón. Tampoco puedo culpar al buenazo de James Stewart por sudar la gota gorda ante semejante bellezón, ni culpo al pobre perrito por atiborrarse de cerveza. ¡¡Qué narices!! Al perro que le den, ya quisiera yo sentirme aprisionado, día sí día también, entre tan mullidas, cálidas y suaves almohadas; Felicibus brevis, miseris hora longa.

La escena que vais a ver quizá no sea la mejor de la película, pero sí que resulta un clarísimo ejemplo de la inteligencia y la picardía del gran Preminger a la hora de mofarse en toda la cara de la beata, puritana, remilgada e hipócrita censura de la época-recordemos que este filme es del año 1959-. ¿Erotismo? Me río yo de Emmanuelles y demás mojigatas, el erotismo no está en mostrar sino en sugerir, en insinuar. Dejemos que nuestra imaginación haga el resto del trabajo. Preminger nuestro que estás en los cielos. Bendita Remick entre todas las mujeres….

Sayonara.

 


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