
No sé explicar el sabor de este risotto; no sabe a fresas desde luego.
Es un sabor estupendo que queda muy bien con el arroz. La verdura y el caldo hacen su trabajo para dar sabor y no olvidemos que las fresas por si mismas no son dulces.
Así que probar ese sabor diferente que le darían las fresas a un arroz fue lo que me llevó a hacer la receta. Nos encantó así que por eso, por original y porque me encantan los risottos, se queda esta receta en el club de favoritas con las que obsequiar a alguien o darnos un homenaje.


Ingredientes
- 300 g de arroz
- 12 fresones y alguno más para decorar
- Un trozo de cebolla ( yo usé un puerro)
- 120 ml de cava o vino semidulce
- Un litro de caldo de verduras
- 30 g de mantequilla
- 40 g de queso parmesano
- Aceite
- Sal
- Lava y seca las fresas. Córtalas en trocitos y reserva.
- Pon a calentar el caldo a fuego suave y mantenlo así durante toda la receta.
- Pica pequeña la cebolla y sofríela en el aceite. Cuando esté tierna añade las fresas y sigue rehogando.
- Incorpora el arroz sin dejar de remover.
- Vierte el cava y deja evaporar.
- Ve echando caldo poco a poco sin dejar de remover, es la forma de mantecar el arroz para que se desprenda el almidón y se forme la textura del risotto.
- Si no te gustan los tropezones puedes aplastar los trocitos de fresa con un tenedor; de todas formas, según se va cociendo se deshacen.
- Incorpora más caldo según el arroz lo vaya absorbiendo. No dejes de remover.
- Cuando el grano esté cocido hacemos el mantecado final: pon la mantequilla y, por último, el queso parmesano.
- Remueve para integrar.
- Decora con un fresón en láminas o cortado a la mitad. Sirve inmediatamente.
