Hoy...os contaré una historia. Navidades de 1998. Me encontraba viviendo en Italia, casi recién llegada desde Madrid y eran las primeras fiestas que pasaba fuera de España. Por aquel entonces mis habilidades en la cocina ya estaban más que desarrolladas pero no así las que tienen que ver con la repostería. Aún así decidí que no podía ser que yo me quedara sin mi tradicional Roscón de Reyes para desayunar la mañana del día 6 de Enero...¡y me puse manos a la obra!
Rescaté una receta de uno de mis libros de cocina y me dispuse a preparar mi primer roscón (y yo diría que mi primer dulce). Era la primera vez que amasaba algo y a mi aquello me parecía que estaba demasiado blando con las proporciones de la receta así que me lié a echarle harina hasta que conseguí lo que para mi era una masa perfecta. Tengo que decir que el roscón, una vez horneado, quedó espectacularmente bonito...¡pero era un frisbee! Si lo hubiera tirado contra la pared ¡la habría roto! ¡madre mía que piedra! jajajajajajaja
Así que, desde aquel día, el marcador horno:Margot se encontraba en 1:0 por lo que a roscón se refiere...hasta ayer. Porque de nuevo se repetía la historia y me encontraba lejos de España, un día 6 de Enero, y sin posibilidad de comprar un roscón así que...¡había que quitarse la espinita! ¡había que preparar un roscón!
Ayer la blogosfera estaba llena de delicias en forma de roscón, quien más quien menos había publicado su receta, pero yo tenía claro desde hace un año cuál quería hacer y es una receta que vi en el blog La cocina divertida y que me guardé en mi lista de "pendientes". Los ingredientes eran muy sencillos y la forma de hacerlo también así que tenía que triunfar si o si...salvo que encontrar levadura fresca aquí no es tan fácil. Después de recorrer multitud de supermercados y de preguntar (en mi incipiente holandés) dónde podía comprarla sin éxito, decidí acercarme a la panadería que tengo cerca de casa como último recurso. ¡Bingo!
Así que con todos los ingredientes listos y un montón de ilusión me puse a cocinar...Os aseguro que cuando la cocina empezó a oler a roscón casi se me caen dos lagrimones de la emoción jajajajajajaja. Así que vamos con la receta...
Ingredientes: 250 g harina de fuerza; 120 ml leche entera; 50 g azúcar; 50 g mantequilla; 10 g levadura fresca; 2 huevos; 1 naranja; fruta escarchada; azúcar glas; 250 ml nata (al 35%).
Preparación: Tamizar la harina en el bol donde vayamos a amasar. Calentar la leche en un bol pequeño en el microondas (25 segundos) y disolver la levadura en la leche tibia (cuidado que no esté demasiado caliente porque la levadura se muere por encima de los 50 ºC).
Poner el azúcar en el robot y añadir la ralladura de la piel de naranja y triturar para aromatizar el azúcar y pulverizarla.
En el centro de la harina añadir la leche con la levadura, la mantequilla a temperatura ambiente, el azúcar aromatizada con la naranja y un huevo batido y amasar con las manos o, en mi caso, con las varillas de amasar. Dejar la masa reposar unos 10 minutos.
Sacar la masa como podamos (en este punto es muuuuuuy pegajosa) del bol y pasarla a la mesa de trabajo, previamente enharinada y con la precaución de habernos untado las manos con harina. Trabajar la masa con las manos muy bien hasta obtener una masa elástica y lisa. Se puede añadir un poquito de harina para ayudar pero no mucha, ¡que no os pase como a mi en Italia! jajajajaja
Hacer una bola y colocar en un bol engrasado con aceite, tapar con un paño limpio y dejar levar en un lugar cálido (a unos 20-21 ºC) durante al menos 2-4 horas (depende de la temperatura, la masa debe doblar su tamaño).
Transcurrido el tiempo colocar la masa en la mesa de trabajo enharinada y dividir con un cuchillo en dos si, como yo, queréis hacer dos roscones pequeños. En cada bola meter los dedos en el centro y abrir un agujero e ir dándole forma de rosca. Podéis ayudaros del propio peso de la masa, haciéndola girar en vuestras manos como si colgara. Colocar las roscas en la bandeja del horno cubierta de papel sulfurizado y poner un vaso engrasado con aceite enmedio para evitar que se cierre el agujero cuando crezca. Dejar reposar la masa una hora.
Precalentar el horno a 180 ºC (arriba y abajo con ventilador en mi caso) y pintar los roscones con huevo batido por encima con cuidado (yo he preferido decorarlos con las frutas después de hornear pero hay quien lo hace en este momento). Hornear durante 15 minutos (no deben quedar demasiado dorados), sacar y dejar enfríar antes de rellenar.
A mi me gustan rellenos de nata así que hay que tener la precaución de dejar el bol, las varillas y la nata en la nevera para que estén bien fríos. Montar la nata con 60 g de azúcar glas y la ayuda de las varillas hasta que esté compacta y dura (cuidado de no pasarse o la convertiremos en mantequilla). Rellenar con la nata una manga pastelera.
Cortar los roscones por la mitad, rellenar la base con la nata, colocar encima la cubierta y finalizar colocando las frutas escarchadas. En mi caso no encontré pero si unas gominolas que he cortado por la mitad y he colocado encima quedándose pegadas. Espolvorear de azúcar glas. Si no vaís a consumirlo entero es mejor mantenerlo en la nevera.
¿A que ahora el marcador horno: Margot está 1:1? ¿A que ha quedado resultón? Pues tengo que decir que además está riquísimo y huele a auténtico roscón...mmmmmmmmmm. ¡Me he quitado una espinita! jajajajajaja
Por cierto...nada de esto habría sido posible sin él...¡mi horno nuevo! Mis amigas blogueras saben que ha sido un tiempo duro estar sin horno pero ¡vuelvo a la carga! ¡ahora si que si no me frena nadie! jajajajajaja. Os dejo con él...¿a que es guapo? ;-)