Tarta de tomates cherry amarillos

¿Saben cuál es uno de mis planes perfectos para una mañana de sábado? Levantarme temprano, tomar un rico desayuno (mi comida principal del día; por eso, me gusta disfrutarlo con calma, aunque para ello deba levantarme un rato antes) y partir rumbo al mercado de productos orgánicos y artesanales, basado en el comercio justo. Es decir, un lugar en donde nos reunimos productores y consumidores sin intermediarios. Siempre es entretenido porque vuelvo plena de alegría con vegetales y frutas bien frescas y orgánicas, champiñones enormes, miel y huevos orgánicos, frutas desecadas de manera artesanal, plantines orgánicos para mi pequeña huerta, quesos artesanales...Por fortuna, en los últimos tiempos, aquí en Buenos Aires (Gran Buenos Aires y Capital) podemos disfrutar de varios mercados que reúnen por semana o por mes a productores y consumidores en un mismo ámbito para poder disfrutar de sus productos, las explicaciones sobre sus técnicas de preparación, algunas anécdotas (que incluyen recetas y métodos heredados de generación en generación), degustaciones, los frutos que nos ofrecen las distintas épocas del año y hasta encontrar algunos precios más acomodados que en los de los comercios tradicionales.
Justamente, la receta de hoy surgió de mis compras en el mercado de productores Sabe la Tierra, ubicado en los andenes de la hermosa estación San Fernando del Tren de la Costa (zona norte del Gran Buenos Aires). Entre otras cositas que adquirí, encontré tres joyitas que me sedujeron apenas las vi, y como corresponde, inspiraron esta receta. Tres simples y nobles productos pueden hacer magia en la cocina, ¿verdad? Un atado de puerros precioso, unos tomates cherry amarillos por los que sentí amor a primera vista y un queso Fontina artesanal de los más ricos que he comido en mi vida.

Tres nobles ingredientes para preparar una tarta de sabor delicado, bien apetitosa y jugosa. ¡Toda una delicia!Aquí les dejo el listado de ingredientes para realizarla.

Hoy no les voy a explicar la receta de la masa de tarta casera porque aquí o aquí pueden encontrar dos versiones que ya les presenté en otras ocasiones. Lo que sí quiero comentarles es que a esta masa de tarta le incorporé 1 cucharadita de pimentón ahumado (en su lugar pueden utilizar pimentón dulce o paprika, según sus gustos) porque me parece que combina de mil maravilla con los pocos, pero sabrosos ingredientes del relleno.

Al momento de cocinar el relleno, lo primero será que coloques en una cacerola precalentada con 2 cucharadas de aceite neutro, 1 paquete de puerros bien limpios y cortados en juliana. De inmediato, añadí 1 caja de tomates cherry amarillos (unos 250-300 gramos). Condimentá con sal, pimienta, orégano, tomillo y romero. Dejá la preparación cocinando a fuego bajo para que las verduras se confiten; es decir, se cocinen en sus propios jugos y el aceite, volviéndose tiernas y muy sabrosas.
Aunque muchas veces se confunda el término confitar con métodos relacionados a sabores dulces como las confituras, el confitado de vegetales no requiere del uso de azúcar de ninguna clase y, si bien, implica el empleo de abundante materia grasa (aceite) podemos obtener resultados exquisitos con pocas cantidades de este ingrediente, ganando en salud y restando kilos (de ésos que adoran instalarse en nuestras caderas). 

Mientras el relleno se cocina a fuego bajo, cubrirás el molde de tarta elegido (previamente rociado con rocío vegetal o untado con aceite o manteca) con la masa que preparaste (o compraste). Luego, pincharás toda la superficie con un tenedor y la llevarás a cocinar a blanco (cuando horneas la masa para que haga piso y pueda recibir el relleno sin romperse o ablandarse en exceso. Podés o no cubrirla con legumbres para que no pierda la forma; yo no lo hago, pero eso es a tu gusto) en horno bien caliente. 

Una vez que la masa de la tarta hizo piso y el relleno ya soltó sus jugos - incluso, los tomates comenzaron a romper su piel porque decidí utilizarlos enteros; si lo preferís, cortalos en mitades - volcá el relleno (sin exceso de fondo de cocción para que no se ablande la masa) y cubrí con 200 gramos de queso Fontina rallado.Llevá al horno para que se gratine y termine de cocinarse la masa.

De ahí a la mesa y ¡A disfruta se ha dicho que lo tenemos bien merecido!Una tarta súper sencilla, rústica y muy sabrosa, que con pocos ingredientes puede demostrar que muchas veces "menos es más", sin dudas.

Si lo desean, pueden reemplazar los puerros por cebollas o por una combinación de cebollas blancas o criollas, moradas y de verdeo. La combinación de distintas variedades de cebolla aporta matices y sabores muy ricos a cualquier preparación en la que se las utilice como ingrediente principal.De igual modo, pueden utilizar tomates cherry tradicionales si no consiguen cherry amarillos. Aunque éstos, con su sabor ligeramente más dulce, combinan de mil maravillas con los puerros y el queso.
Por último, si les apetece, una lluvia de semillas de sésamo blancas, negras e integrales (para contar con todos los nutrientes de las diversas variedades) antes de llevar la tarta al horno aportará una textura crocante y exquisita al plato terminado.

Les recomiendo que prueben la receta porque en casa duró lo que un suspiro, arrancó aplausos de ovación y, de inmediato, ingresó en el Top Ten de Tartas Preferidas de la familia.
Espero que les guste la propuesta y que me cuenten qué les ha parecido si la preparan.
Hasta la próxima semana. ¡Disfruten de la vida, experimenten en la cocina y compren a los productores locales, fomentando el comercio justo con productos de estación!