En San Isidro es fiesta en Madrid. Las calles se llenan de chulapos y chulapas y la música del organillo se oye en las calles populares de los barrios del centro, pero en mi familia celebramos otra fiesta muy especial, el cumpleaños de mi madre.
Mi madre es especial. No ha sido la madre dulce que te cantaba una nana, sino la que te cantaba la canción de “la Tomasa” para hacerte reír, tampoco te consolaba cuando alguien le había quitado el ojo a tu osito de peluche, sino que preparaba un parche y te decía animosa que tu oso se había hecho pirata. Siempre tiene remedios para todo, pues según mi madre no hay que preocuparse por nada, porque todo tiene solución y con esa filosofía ha criado 5 hijos y ha cuidado de 11 nietos y una bisnieta. Siempre que la necesitamos para algo la tenemos y cuando alguno de nosotros prepara una fiesta de cumpleaños, lo primero que dice es: ¿Qué quieres que te prepare? Y ya estamos nosotras: “unas croquetitas”, “para mi tigres”, “un brazo de gitano para el postre”… Así que esta vez decidí que sería yo la que le haría algo a ella., y ¡cómo no!, sería una tarta fondant.
Preparé un bizcocho base con yogur cremoso de fresa y aromatizado con esencia de azahar y para el relleno hice lo siguiente: en un recipiente mezclé ½ vaso de leche evaporada, ½ de leche condensada y ½ de nata liquida, añadí 75 gr. de almendras molidas, unas gotitas de esencia de azahar y lo puse al fuego retirando antes de que llegase a ebullición. Corté el bizcocho por la mitad y fui regando con cuidado y poco a poco cada una de los discos. Cerré y lo dejé en reposo cubierto con papel de aluminio.
Ahora ya sólo quedaba vestirlo con el fondant. ¿Sólo? El fondant se me pegó una y mil veces, por lo que tuve que empezar de nuevo en varias ocasiones. Se que tiene que haber una técnica que yo no consigo aprender. He visto algún video en Internet y parece cosa de niños, pero está claro que tengo que practicar más.
Cuando por fin conseguí la consistencia deseada empecé a forrar la tarta. Usé el fondant de nubes rosa que había preparado para el cumple de mi sobrina Jimena y le añadí unos lunares rojos y blancos para que recordase el traje de las chulapas. Preparé un pequeño mantón negro y la cabecita de una muñeca con su pañuelo blanco y su clavel, y el número 77 porque eran los años que cumplía mi madre…… el año pasado. No me lo podía creer, en el último momento metía un gazapo en la tarta. Intenté quitar el segundo siete, pero al intentarlo vi que podía estropearlo aún más, así que lo dejé como estaba. Puse en el centro, un corazón con las iniciales de todos sus hijos y ya sólo me quedaba decirle.....
¡TE QUEREMOS, MAMÁ!
Nota: Había preparado una segunda tarta y esa si que llevaba puesto el nº 78, pero eso os lo contaré otro día.