Intercaladas entre el viñedo viejo de Clos Dominic en La Tena, se cultivan unas 500 plantas de uva blanca: Macabeu, Picapoll blanca, Pedro Ximénez, y sobre todo Garnacha blanca; todas con una edad media de 80 años. Además, hace unos 8 años se plantaron en zonas experimentales 200 plantas de Riesling.
Este blanco hace una maceración con hollejos de 24 horas, para luego prensarse y pasar a barrica de roble francés de 300 litros, donde fermenta únicamente con levaduras autóctonas, a medio metro del suelo y en zona de encrucijada de la bodega. La crianza en barrica es de 6 a 8 meses, para luego trasvasarse a tina de acero, donde se clarifica y estabiliza de manera natural. Tras tres semanas en tina, se filtra ligeramente y se embotella. Se elaboran unas 300-350 botellas.
Clos Dominic Blanc 2009 (DOCa Priorat; blanco con crianza; Garnatxa blanca, Macabeu, Picapoll, Pedro Ximénez, Riesling; Clos Dominic) es un vino de un color amarillo pajizo intenso, con reflejos pajizos y dorado pálido. Nariz intensa y compleja, algo oxidado, con fruta blanca madura, jazmín, herbáceos y orejones, notándose las lías y las levaduras. En boca es un vino potente, algo graso, queriendo asomar un punto dulzón que atribuyo a los 14,5º, amargoso, echándose de menos algo de acidez, con un retronasal de difícil descripción, y un final largo donde, al cabo de bastantes minutos, hace acto de presencia, para quedarse mucho tiempo, la Riesling. Con una aireación prolongada, el vino pierde algo de intensidad aromática, pero gana en boca, donde recupera acidez y frescura. Unas 72 horas después de abierto, con el tapón de vacío manual, aparecen aromas como las manzanas reinetas; el vino ha perdido bastante intensidad aromática, pero se ha suavizado mucho, recuperando una acidez más fresca y haciéndose más agradable.
Me ha parecido un vino curioso y complicado de entender, donde da la sensación de que se amontonan un poco las cosas, haciendo que se vuelva un tanto lioso. Se beneficia mucho de la aireación, diría que más bien le resulta indispensable, y le hace recuperar algo de esa frescura que se echa en falta inicialmente.
Me he guardado una segunda botella para probarla dentro de un tiempo, tras una evolución de unos 3 años, tal y como recomienda Ingrid, enóloga técnica de Clos Dominic.