El descubrimiento de nuevos restaurantes para mostrároslos son uno de los post que más me gustan, porque yo me fío mucho de las impresiones de los demás y me gustan que me recomienden lugares, así que yo intento hacer lo mismo. Esta vez os hablo de Masala y su comida ecológica, un restaurante ubicado en Burgos.
En realidad, es tienda y restaurante a la vez. Cuando entras luce como una frutería más, solo que repleta de estanterías con productos ecológicos. Eso sí, no sé si habéis estado alguna vez en una tienda así, pero todas ellas tienen como un cierto encanto, una especie de mezcla entre descuidado aposta y vintage, no sé si me explico bien.
Al fondo del local, es donde se encuentra la parte más de restaurante. Si vais, os recomiendo que o bien reservéis mesa, porque a la hora de la comida, por lo menos, suele llenarse; o bien, acudáis pronto, ya que no es muy grande el salón y os podéis quedar con las ganar de comer allí.
Las mesas de madera y las sillas de diferente madre cada una amplifican esa decoración de "esto mismo" en la decoración y a la vez, casan a la perfección con los cuadros de costa cantábrica que alberga sus paredes. Flores y plantas se ubican por todos lados e incluso radiadores de color verde.
La temática ecológica se lleva hasta los extremos, cosa que me parece estupenda, ya que las servilletas e incluso la misma carta son de papel reciclado. El azúcar, el té, etc., todos los productos son ecológicos y amparados por la Unión Europea. No sé a vosotros, pero a mí este sello también me da más seguridad en cuanto a los alimentos que voy a comer.
En este lugar para beber suelen poner agua, no hay refrescos y como mucho una cerveza y un vino ecológico. Para seguir un poco la dinámica, mi madre y yo escogimos agua, porque fue ella la que me llevó a este sitio tan peculiar de Burgos.
Nada más comenzar, nos pusieron una aceitunas. Con esto a mí ya me ganaron, porque ya sabéis que adoro los sitios que aún conservan esa costumbre de una olivitas antes de empezar a comer. Luego nos dieron la carta y la verdad es que tienen muy pocos platos, pero muy completos y que llenan bastante, aunque no lo parezcan. Uno de ellos fue este pastel salado de verduras y frutos secos con ensalada y salsa de tomate picante.
También optamos por estos jamoncitos de pollo guisado con hinojos, mirín, salsa de soja y arroz basmati. Estaba riquísimo y jugosos, apuesto que seguro que sería de corral. Esto demuestra a aquellos más reaceos en acudir a estos sitios, que también hay lugar para la carne y no todo es verdura.
De postre escogimos scone con salsa de arándanos totalmente casero. Es una especie de pan dulce típico del Reino Unido, que se toma mucho para desayunar y merendar. Finalmente, tomamos café y té para acabar la comida.
En mi opinión, el lugar es precioso, el servicio estupendo, la comida rica y lo único, que es un poco caro, pero porque usan productos ecológicos y estos siempre tienen ese valor añadido, que luego debe plasmarse económicamente. Incluso el pan que comimos era ecológico. Así medio menú (un plato, un postre y una rebanada de pan) cuesta 10€, mientras que un menú completo (dos platos, un postre y una rebanada de pan) sería 14€. Tampoco son unas cantidades disparatadas, pero sí superiores a muchos otros lugares.
CALIFICACIÓN = 8
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