En esta nota pretendo exponer algunas reflexiones y conclusiones acerca de la controvertida cuestión del dolor, con el fin de clarificar su naturaleza y valoración moral
En primer lugar, es muy importante tener claro que la capacidad para sentir dolor sirve para detectar lo que perjudica a nuestro organismo. Si perdiéramos la capacidad de sentir dolor ya no podríamos detectar lo que nos daña. Nos causaríamos graves lesiones y finalmente la muerte. El dolor sirve también, por ejemplo, para ayudar a comprender lo que está moralmente mal a través de la experiencia personal y la empatía.
No se puede separar radicalmente el dolor como tal de la capacidad de sentir dolor. Porque si tal cosa se pudiera hacer significaría que el dolor puede existir de manera independiente de la capacidad de sentirlo. Esto es absurdo e imposible, por lo tanto no se pueden separar radicalmente.
El dolor es ciertamente una experiencia subjetiva, pero para que exista dicha experiencia es necesario que haya previamente -entre otros requisitos físicos- un tipo de célula nerviosa y una descarga eléctrica específica en el organismo. Cuando hable objetivamente del dolor me referiré a estos hechos físicos que permiten la experiencia subjetiva del dolor.
Por esto, entiendo que se puede hablar del dolor, aparte de la consciencia de sentir dolor, de la misma manera que se puede hablar de la luz como fenómeno físico aparte de la percepción de dicha luz. Aunque obviamente no se puede hablar de la existencia del dolor independientemente separado de la capacidad misma de sentir dolor.
La capacidad de sentir dolor existe porque es útil para la supervivencia y conservación del organismo sintiente. Pero se trata de un mecanismo imperfecto y por eso puede ocurrir que haya situaciones en que el dolor no nos resulte útil, especialmente debido a su grado de intensidad. En todo caso, el problema no es el dolor, sino una manifestación innecesaria y excesiva de dicho dolor.
Si la capacidad de sentir dolor es instrumentalmente buena (es decir, útil) porque es necesaria para poder vivir entonces por la misma razón el dolor sería bueno también. Entiendo que no son cosas esencialmente diferentes.
En todo caso, lo que no sería bueno es que esa capacidad se utilizara para un fin que no fuera la conservación y continuidad de la vida, o para cualquier propósito que no fuera moralmente aceptable. Pero puede haber casos en que sea necesario infligir dolor ya sea de manera deliberada (para impedir una violencia) o indirecta (para curar una herida).
También hay casos en que la sensación de dolor es algo moralmente bueno en sí mismo. El dolor que sentimos por el remordimiento de algo malo que hemos cometido es bueno. El dolor que sentimos al contemplar la realidad de la explotación animal también es algo bueno ya que nos ayuda a comprender en parte que nos encontramos ante una injusticia.
Por tanto, es un error creer que el dolor es algo malo o negativo en sí mismo. O creer que tenemos un interés en evitar el dolor. Si realmente tuviéramos un interés en evitar el dolor nuestro objetivo sería eliminar el dolor en sí, no la fuente que lo causa (enfermedad, lesión, violencia,...). Otra cosa es que haya cierta intensidad de dolor que nos resulte desagradable. Aunque esta intensidad depende mucho de la tolerancia subjetiva de cada individuo.
Al contrario de lo que opiniones y doctrinas irracionales afirman, no es cierto que el dolor sea un misterio o un castigo divino. Ni tampoco es un hecho intrínsecamente malo o negativo. El dolor es sencillamente un mecanismo fisiológico de alarma, indispensable para la supervivencia de los organismos animales que son sintientes. El dolor es una sensación - como muchas otras - que todos los seres con sistema nervioso pueden igualmente experimentar. (Lo que sí es cierto es que la religión es una mentira fantasiosa sobre la realidad, utilizada para engañar y manipular, como se puede ver a continuación):
Por tanto, no es razonable creer que el dolor es malo. Mas bien al contrario. Podríamos decir que es bueno. Es bueno para nosotros puesto que nos resulta indispensable para sobrevivir. Decir que el dolor es malo es simplemente falso, a todos los niveles. Demonizar el dolor es una actitud equivocada e irracional que conduce inevitablemente a demonizar la vida y la existencia en general
Aunque reconocer que el dolor es bueno en el sentido de que es indispensable para la continuidad de nuestra existencia no significa que esté justificado el causarlo sin una razón moralmente válida. Del mismo modo que reconocer que el alimento es bueno - porque es necesario para nuestra supervivencia - no significa que esté bien alimentar forzosamente a todo aquel que tenga la necesidad de comer, sin mediar su permiso o sin una razón justificadamente válida.
A partir de aquí podemos deducir, en contra de lo que habitualmente se dice, que en realidad no tenemos un interés en evitar el dolor. Lo que sí tenemos en todo caso es un interés en evitar todo aquello que dañe a nuestra vida. Y efectivamente puede ocurrir que cierto nivel de dolor puede ser malo para nuestra vida porque nos impida desarrollarla de manera satisfactoria. Pero lo mismo ocurre con la comida. Cierto nivel de consumo de comida puede ser perjudicial para nuestra vida al hacer que desarrollemos obesidad u otras enfermedades o trastornos (indigestión, apendicitis,...). Pero decir que la comida es mala resulta una afirmación falsa y absurda. Tan falsa y absurda como decir que el dolor es malo.
Por tanto, podemos ver que en realidad no tenemos un interés en evitar el dolor. Lo que tenemos es un interés en evitar lo que dañe nuestra vida. Y evidentemente un cierto dolor innecesario, no soportable, o inmoral (debido a su causa) es algo que puede dañar nuestra vida; y por eso tratamos de evitar o eliminar la fuente que lo provoca. O, si eso no fuera posible, entonces procuramos suspender nuestra consciencia de dicho dolor.
Por otro lado, es un hecho que violar o matar a alguien no implica necesariamente causarle dolor. Son actos que se pueden realizar sin causar dolor en el momento de hacerlo. Así que si decimos que lo que está mal es el hecho de causar dolor, o demasiado dolor, estaremos implícitamente aprobando todo tipo de crímenes, siempre que no impliquen causar dolor.
La subjetividad influye mucho en la tolerancia al dolor. También influyen las circunstancias. Por eso, estimar el grado de dolor que siente alguien es difícil, cuando no imposible. De todos modos, el supuesto grado de dolor es irrelevante cuando se trata de un dolor causado por una actividad inmoral como es, por ejemplo, la explotación animal. En este caso, cualquier dolor que proviene de la explotación es igualmente injusto sin importar su intensidad.
Por otra parte, el daño físico y psicológico pueden ser equivalentes, al menos en cierta medida. El sufrimiento y los traumas psicológicos pueden hacer la vida tan difícil como muchas lesiones físicas graves.
Yo no quiero que me insulten ni tampoco que me agredan ni asesinen. Y supongo razonablemente que en general todos deseamos evitar esto. Si tuviera forzosamente que optar entre ambos entonces preferiría evitar el asesinato, ya que la muerte no tiene remedio. Pero sigo queriendo que nadie me insulte tampoco. Y creo que todos tenemos el mismo interés en ser respetados integralmente.
Existe la circunstancia de que hay personas (como es, por ejemplo, el caso de quienes padecen insensibilidad congénita al dolor o CIPA) que no tienen la capacidad de sentir la experiencia concreta del dolor aunque sí tengan la capacidad general de sentir. Esto, entre otras cosas, demuestra que el dolor es sólo una parte -un tipo de sensación entre otros muchos- de la capacidad de sentir. Luego es un grave error creer y afirmar que el hecho de sentir se reduce o limita a sentir dolor y placer.
En todo caso, esas personas merecen el mismo respeto que las que podemos sentir dolor. Puesto, que como individuos sintientes que son, tienen los mismos derechos fundamentales que cualquier otra persona.
Por otra parte, no veo por qué el dolor tiene que ser una experiencia negativa en sí. Existen diversas formas de experimentar el dolor. Dolor no es más que una palabra para designar sensaciones diversas. El dolor es compatible con el placer. El hecho de yo sienta dolor por lo que les hacemos a animales inocentes no me dificulta sin embargo el experimentar el placer de vivir. La sintiencia es un hecho muy complejo que no se ajusta a los esquemas maniqueos que algunos intentan aplicarle. Por esto no veo que el dolor sea necesariamente negativo en ningún modo.
Respecto del tema del dolor en forma de remordimiento (o el remordimiento en forma de dolor), no estoy de acuerdo que necesariamente actuemos para eliminar el dolor. Si lo que se pretende es simplemente eliminar el remordimiento entonces podemos recurrir a distracciones, a drogas, a racionalizaciones. Así actúa, por ejemplo, mucha gente para evitar la incomodidad de cuestionar su especismo.
Es un enfoque incorrecto. Lo que debemos eliminar es la causa del remordimiento, no el dolor que el remordimiento por algo que hacemos mal nos causa. El dolor puede ser una experiencia necesariamente desagradable pero no necesariamente negativa.
A tenor de esto me gustaría señalar que las doctrinas como el utilitarismo que fundamentalmente buscan eliminar y erradicar el dolor y el sufrimiento, no solalmente se basan en presupuestos irracionales e inmorales, sino que también conllevan muchas consecuencias perjudiciales. El bienestarismo es, por ejemplo, una de las más notorias. Creer que lo único relevante es reducir o eliminar el dolor y el sufrimiento de las víctimas de la explotación animal, sin cuestionar la explotación en sí misma, ha ayudado precisamente a perpetuar y a aumentar (en número de víctimas) la explotación de los demás animales.