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Paul (Dieter Hallervorden) consiguió en 1956 el oro olímpico como corredor de maratón. Él era una leyenda, pero ahora ha envejecido y su hija insiste en internarlo en un hogar para ancianos. Para escapar de la deprimente existencia en la que se ha visto sumergido, decide participar de nuevo en la Maratón de Berlín. A pesar de algunos recelos, su esposa se convierte, como antes, en su entrenadora. Dentro del internado para ancianos, Paul entrena con más entusiasmo que nunca aunque los demás se rían de él, y hasta su compañero de habitación lo reconoce como el ex campeón de Melbourne en 1950. Se prepara para superar los 42.195 metros y cruzar la meta entre aplausos. ¿Será capaz?
Calificación: 6,918.
Tráiler de la Película
Ficha
Título Original: Sein letztes Rennen.
Director: Kilian Riedhof.
Guionistas: Kilian Riedhof, Marc Blöbaum.
Actores: Dieter Hallervorden, Tatja Seibt, Heike Makatsch, Otto Mellies, Mehdi Nebbou, Katrin Saß, Annekathrin Bürger, Katharina Lorenz, Frederick Lau, Heinz W. Krückeberg, Carolin Boltz, Jörg Hartmann, Tilla Kratochwil, Barbara Morawiecz.
Productor: Boris Schönfelder.
Fotografía: Judith Kaufmann.
Música: Peter Hinderthür.
Montaje: Melanie Margalith.
Diseño de Producción: Erwin Prib.
Diseño de Vestuario: Gabriele Binder.
País: Alemania.
Lugares de Rodaje: Berlín (Alemania).
Fechas de Rodaje: De 11-09-2012 a 25-10-2012.
Año: 2013.
Duración: 110 minutos.
Edad: No recomendada para menores de 7 años.
Género: Deporte, Drama.
Estreno: 14-11-2014.
DVD (Venta):
Distribuidora: Karma Films, S. L.
WEB Oficial: Web Oficial de la película en España, Sitio Oficial.
Espectadores: 1.070.
Recaudación: 7.615,07 €.
Visitas: 0.
Crítica
19-11-2014 – ANTÓN MERIKAETXEBARRIA
Maratón de ilusiones
Buenas vibraciones no le faltan a esta entrañable película alemana, centrada en los avatares que rodean la vida de un anciano, corredor de maratón en sus años mozos, que al fin decide calzarse de nuevo las viejas zapatillas deportivas y participar en el popular maratón de Berlín. Personaje encarnado con verdadero entusiasmo por el octogenario actor Dieter Hallervorden (“La isla Bonita”, Roland Lang, 2009), capaz de dar vida -y nunca mejor dicho- a una película de superación personal que merece todos nuestros respetos. En ese sentido, “Vivir sin parar” podría ser la otra cara de “Amor” (Michael Haneke, 2012), sobre una pareja de ancianos enfrentados al gran enigma de la muerte.
En esta ocasión nos encontramos con un canto a la vida que, si bien desde un punto de vista estrictamente cinematográfico es muy modesto, desde una perspectiva humana y vital resulta tan optimista como gratificante. Hay que saber envejecer, sugiere el máximo responsable del filme, resuelto a base de un jocundo sentido del humor y un reparto de actores y actrices curtidos en mil batallas artísticas ante las cámaras, capaces aún de impartir alguna que otra lección magistral a las generaciones venideras.
Porque con “Vivir sin parar” estamos ante un digno esfuerzo creativo, abordado con humildad y resuelto con sencillez, todo lo incompleto y superficial que se quiera, pero poseedor de una vitalidad y una ejemplaridad que en ningún caso debería caer en saco roto. Cine a ras de suelo, filmado de forma directa, sin perifollos inútiles, en la línea de “Quartet” (Dustin Hoffman, 2012), por lo que tiene de esperanzador paseo por el amor y la muerte, en sintonía asimismo con aquella sublime y vieja historia de un anciano que siguió a su hijo detrás del coche celular, para acabar apostado a las puertas de la cárcel. Un padre que no se movió de allí hasta que el delincuente hubo expiado su pena.