¿Creéis en la numerología? A mí, sinceramente, no me ha llamado nunca la atención. Siempre he pensado que depende de la perspectiva y de cómo lo calcules, ya que los números se pueden interpretar y calcular de formas diversas. Sin embargo, este nuevo año necesito creer en algo.
La deducción que he sacado es que la suma de todas las cifras de 2023 es 7, que se ha considerado tradicionalmente como el número de la suerte. Eso no me diría gran cosa si no fuera porque es nuestro número especial. Mr. Preppy y yo comenzamos nuestra andadura el 7.7.2017. Y os juro que no fue a propósito.
¿Significará esto que será un buen año para nosotros? Quiero creer que sí. No obstante, acabo de releer la entrada que escribí dándole la bienvenida a 2022 y en ese momento estaba plenamente convencida de que iba a ser un año clave en nuestras vidas que nos traería estabilidad mental y no ha sido así para nada. Pero por eso elijo tener fe más que nunca, porque me niego a pensar que todo va a seguir igual.
Estoy escribiendo esto el día de Nochebuena, por cierto. Aún faltan días para finalizar el infame 2022 y todavía no he redactado siquiera el post de despedida. Pero no podía dejar de pensar en la idea de la numerología y en expresar los pensamientos que recorren mi cabeza ahora mismo, así que tenía que teclear. Por ahora lo dejo. Veremos en qué estado lo retomo en unos días.
Chasqueo los dedos como en un tiktok y aparezco en el 4 de enero. Han pasado varios días desde que comencé este post y ya hemos estrenado el nuevo año. Poco podemos decir de él salvo que, al menos, no hemos tenido ningún evento histórico por ahora (toquemos madera fuertemente), que es algo que no podían decir los años anteriores. Por el momento sigo con la esperanza intacta.
Como ya es tradición en mí, vuelvo a no tener propósitos. Es cierto que no los tengo desde hace bastante porque creo que no hay nada como un propósito para crearte ansiedad por un objetivo y abandonarlo antes de tiempo. El año pasado escribí que solo tenía deseos, pero esta vez ni eso. A ver, sí, que deseos tenemos todos constantemente y yo también, pero no deseos tipo genio de la lámpara que le vaya a pedir al 2023 porque... no. Mis deseos me los guardo para mí y para quien los quiera escuchar.
Mi palabra clave esta semana es: esperanza. Ni propósitos ni deseos ni nada. Solo esperanza y fe. Este 2022 hice un "viaje" interior hacia mi manera de desear o pedir las cosas y he cambiado mucho la perspectiva. Me estoy esforzando más que nunca por mantener un orden en mi vida y dejar el camino limpio y despejado para lo que tenga que venir.
Puede que suene muy trillado pero mi única intención ahora mismo es ser la mejor versión de mí misma. No solo hacia los demás, que eso es importante, sino también para mí, puesto que no suelo ser muy buena conmigo misma y eso es casi peor. Debo cuidarme y cuidar a los míos; mimarme y mimar. Y, sobre todo, hacer las cosas porque me hacen sentir bien y no por nada más.
Creedme que después de cómo ha terminado 2022 es lo único que creo que debo hacer.