Revista Cocina

¡adiós soja querida!

Por Yoisasi

¡ADIÓS SOJA QUERIDA!

26 mayo, 2013 Yo Isasi Alimentos y Enfermedades

cementerio¡Hasta nunca!, Bon voyage!, Auf wiedersehen!, Sayonara baby….
Si, hasta aquí he llegado con la soja, con todo tipo de soja ya sea legumbre, leche, yogur, texturizada, lecitina, harina, aceite…y si, hasta aquí también con la soja fermentada, por mucho que aún me intenten convencer de que en la soja fermentada es donde están todas las propiedades medicinales de la soja. Ya lo pongo en duda, no me fío ni del tempeh, ni del tamari ni del miso. Con esto no quiero decir que estos últimos sean contraproducentes pero de ahí a que sean medicinales…pues ya no estoy yo tan segura…
Ahora seguro que muchos macrobióticos y vegetarianos se ponen las manos a la cabeza o directamente me tachan de extremista…Sinceramente, me da igual. En España, hace unas décadas, no sabíamos ni lo que era la soja y todos estábamos perfectamente y ahora es tal el boom, el avasallamiento, tanto de la soja en nuestras tierras como la publicidad, que casi todos los productos que nos venden lleva algo de soja en su composición. Un negocio bien redondo transgénico y también ecológico. Y lo peor es que como siempre nuestros pequeños también han sido perjudicados (más adelante la información).
Por fin, están saliendo estudios científicos que empiezan a corroborar mis dudas sobre esta legumbre. Estudios realizados hace décadas que salen ahora a la luz. Nos lo ponen delante de nuestras narices y no lo vemos, siempre pasa igual. La revista Discovery Salud hizo que mis dudas respecto a esta legumbre se convirtieran en una gran afirmación del carácter antinutriente de la soja. Aquí expongo brevemente lo que nos explica:

‘La soja es una leguminosa -de la que fundamentalmente se aprovechan sus semillas- que  crece en las zonas templadas del planeta. Su cultivo está especialmente extendido en Asia, sobre todo en China y extremo oriente no llegando a Europa y América hasta el siglo XVIII. Los antiguos chinos la consideraban un alimento sagrado y atribuían su descubrimiento al emperador Sheng-Nung, inventor para ellos de la agricultura y la medicina.
Actualmente, sin embargo, la mayoría de los más de cien millones de toneladas de soja que se producen en el mundo se cultivan en Estados Unidos, Argentina, China, Malasia, Canadá y Brasil destinándose básicamente a la fabricación de piensos para el ganado y, en menor parte, como aditivo para alimentos.’

Está claro que la soja es una acaparadora ya que a partir de los años 90 arrasa con muchos territorios antes dedicados al trigo o al maíz e incluso amenaza áreas forestales. Lo que me hace pensar esta primera cita es en la cantidad de animales que ahora mismo son alimentados a base de pienso de soja y mucha transgénica, seguro. Así que hay que saber bien la procedencia de la carne que comemos y que el pescado no sea de piscifactoría o los llamados ‘de costa’.

‘Alfredo Embid, coordinador de la Asociación de Medicinas Complementarias dice: ‘La soja, incluso aunque no sea transgénica, produce numerosas patologías; están documentadas en la literatura científica desde hace años (…)La industria de la soja no puede excusarse ya que sabe que es patógena desde hace decenas de años. Sabe por ejemplo que la soja contiene agentes bociógenos desde hace más de 60 años’.

‘Sally Fullon, presidenta de la Fundación Weston A.Price, conocida institución que publica estudios e informes sobre nutrición y salud humana, asegura: ‘Los chinos no comen productos de soja no fermentados como sí hacen en el caso de otras legumbres como las lentejas –porque contienen grandes cantidades de toxinas naturales o antinutrientes que son potentes inhibidores de la tripsina y otras enzimas necesarias para la digestión de las proteínas.Tales inhibidores son proteínas grandes y compactas que no se desactivan al cocinarlas y pueden producir graves desórdenes gástricos, digestión incompleta de las proteínas e insuficiencia crónica en la absorción de aminoácidos. En animales de laboratorio dietas altas en inhibidores de tripsina causan agrandamiento del páncreas y otras condiciones patológicas, cáncer incluido’.

Y siguiendo aparece esta cita que era lo que yo me temía:

‘Son cada vez más los expertos que afirman que los productos fermentados de soja  -el miso, el tempeh, la salsa de soja y el natto- se pueden ingerir pero con mucha moderación porque si no también son dañinos pero no es en modo alguno aconsejable tomar los que contienen ese alimento sin fermentar, leche de soja incluida.’

Y ahora nos comenta sobre la alimentación a base de soja en los más pequeños. Cosa curiosa ya que ha sido recomendada por pediatras a niños intolerantes a la lactosa cuando la proteína de la soja está en el segundo lugar de la lista de alimentos que producen alergias y genera el 25 % de las reacciones graves:

‘Sally Fullon analizaría también qué pasa cuando se alimenta a bebés con soja: ‘Aproximadamente el 25% de los niños que no son amamantados en Estados Unidos toman sustitutivos a base de soja, un porcentaje mucho mayor que en otras zonas del mundo. Y se ha calculado que un bebé alimentado exclusivamente con este tipo de sustitutivo de la leche recibe el equivalente en estrógenos –respecto a su peso corporal- de al menos cinco píldoras anticonceptivas al día (…) Para muchos investigadores los futuros patrones de orientación sexual pueden verse también influidos por esta exposición temprana a hormonas. Además es alarmante el número de casos de niñas alimentadas con soja cuando eran lactantes que alcanzan la pubertad mucho más temprano de lo normal. Temprana maduración de las niñas que  normalmente provoca más tarde problemas en el sistema reproductivo, incluidos problemas con la menstruación, con la infertilidad y con el cáncer de mama’.

Y ya no sólo en los más pequeños sino también hace estragos en los más mayores:

‘El doctor Lon White, especialista en Medicina Geriátrica de la Escuela de Medicina John A. Burns de la Universidad de Hawai (Estados Unidos), asegura que hay una relación significativa entre el consumo diario de dos o más raciones de tofu y una aceleración del envejecimiento cerebral. El estudio que efectuó constataría entre las personas estudiadas que quienes habían consumido habitualmente soja en su edad adulta tenían sus capacidades cognitivas más disminuidas y mayor incidencia de Alzheimer y demencia: ¡Aquellos que comieron tofu parecían cinco años más viejos al llegar a los 75 o 80′. White y sus colaboradores atribuyeron esos efectos negativos a las isoflavonas de la soja. Los resultados confirmarían así los de otro estudio anterior que constató que las mujeres postmenopáusicas con altos niveles de estrógenos en sangre experimentaban mayor declive cognitivo que las que no ingerían isoflavonas de soja.

Es curioso, por no poner otro calificativo, cómo la publicidad nos engaña, sobre todo a las mujeres, con las buenas virtudes de las isoflavonas de la soja.
Y para rematar nos hablan del temido y cada vez más acaparador de vida como es el cáncer:

‘Fullon recuerda que las supuestas propiedades anticancerígenas de la soja se deben a un metaanálisis hecho en 1994 por Mark Messina, médico y profesor adjunto en la Universidad de Loma Linda (California, Estados Unidos), que se publicó en Cáncer y Nutrición y cuenta: “Messina apuntó que de 26 estudios con animales en el 65% se encontraron efectos protectores de la soja. Pero de forma claramente interesada pasó por alto incluir un estudio según el cual la soja provoca cáncer de páncreas. Además en los estudios humanos citados los resultados estaban mezclados. Unos pocos mostraban algunos efectos protectores pero la mayoría no mostraban ninguna correlación entre el consumo de soja y las tasas de cáncer”. Fullon explica luego que por eso su conclusión fue que “los datos de este estudio no pueden ser usados como base para afirmar que un incremento del consumo de soja reduce los riesgos de padecer cáncer”. Bueno, pues resulta que Messina escribiría luego un libro titulado ‘La soja y tu salud’ en el que con total desfachatez afirmaba justo lo contrario y recomendaba tomar una taza o 230 gramos de productos de soja al día “como cantidad óptima para prevenir el cáncer”.
Por lo que se refiere a la osteoporosis Fullon afirma que “la aseveración de que la soja previene la osteoporosis resulta extraordinaria ya que bloquea la absorción de calcio y causa déficit de vitamina D. Si los asiáticos tienen niveles más bajos de osteoporosis que los occidentales, explica, es porque su dieta es rica en vitamina D procedente de las gambas, el tocino y los mariscos así como del abundante calcio contenido en los caldos hechos con huesos”.  No se debería pues a la soja.’

Alfredo Embid: ‘El consumo de soja no sólo no previene el cáncer sino que puede fomentar los cánceres ginecológicos y tiroideos’. Asegurando que se han descrito en la literatura científica “cáncer de páncreas, mayor tasa de cáncer y leucemia infantil, mayor riesgo de desarrollar cáncer de mama, aumento de cánceres de la vulva, aumento del riesgo de cáncer en la glándula tiroides, aumento de la incidencia de hiperplasia endometrial (estadío precursor del cáncer de útero) y aumento del riesgo de cáncer en la glándula tiroides”. Todo ello por consumir soja.
Además recuerda que en el procesamiento industrial de la soja se produce lisinealina (sustancia cancerígena) y que los solventes utilizados dejan otros residuos cancerígenos como el hexano.

Y para concluir termino con los problemas que puede llegar a generar la dichosa soja que nos comenta Alfredo Embid:
- Alteraciones alérgicas y casos de alopecia.
- Alteraciones del sistema nervioso como el envejecimiento acelerado del cerebro (estudio realizado en el Centro Epidemiológico de Hawai (Estados Unidos) durante más de 30 años sobre 7.000 hombres demostró que el tofu aceleraba la pérdida de peso cerebral en personas de edad y que cuanta más soja tomaban peores eran sus habilidades mentales”.
- Alteraciones del comportamiento: Ansiedad, estrés, agresividad en los humanos y comportamiento de sumisión en animales alimentados con soja.
- Alteraciones del sistema inmunitario: La exposición a fitoestrógenos durante el embarazo y la lactancia se ha relacionado con la aparición de enfermedades autoinmunes en los niños.
- Alteraciones endocrinas: En 1988, el doctor Theodore Kay de la Facultad de Medicina de la Universidad de Kyoto (Japón), señalaría: ‘Sabemos desde hace medio siglo que las ratas y los humanos alimentados con soja -especialmente los niños y las mujeres- sufren agrandamientos de la tiroides’.
Los niños alimentados con fórmulas a base de soja tiene el triple de enfermedades autoinmunes de tiroides, según un estudio del Departamento de Pediatría del Hospital Universitario Cornell de North Shore Manaste, Nueva York , Estados Unidos y hasta cáncer de tiroides’.
- Aumento de malformaciones en el nacimiento: El Soy Online Service recoge los resultados de las investigaciones llevadas a cabo por la Universidad John Hopkins (EEUU) que apoyan ‘la potencial conexión entre el consumo de isoflavonas durante el embarazo, las alteraciones tiroideas y los defectos de nacimiento. Y entre esas alteraciones endocrinas cita alteraciones del páncreas (‘los niños alimentados con fórmulas de soja tienen el doble de diabetes’) y alteraciones del tiroides (‘la soja contiene sustancias que debilitan la función de la glándula tiroides. Es bociógena. La genisteína es un inhibidor de la peroxidasa tiroidea más poderoso que los medicamentos normales anti-tiroideos’)
- Alteraciones del material genético: Se han descrito alteraciones de los mecanismos reparadores naturales de las aberraciones cromosómicas y otras alteraciones negativas del ADN’.

Me gusta que una mujer, la doctora Kaayla T. Daniel, especialista en Nutrición clínica de la Asociación Internacional y Americana de Nutricionistas clínicos de Dallas, haya escrito ‘The Whole Soy Story: The Dark Side of America’s Health Food’ y con el apoyo de doctores como Russell Blaylock, Larry Dossey, Nicholas Gonzales, Joseph Mercola, Kilmen McCully, Doris J.Rapp y Jonathan Wright, no se corte ni un pelo para despellejar y desvelar por fin a la endiosada soja y nos diga, sin pelos en la lengua, que: ‘No es un alimento saludable; no es la respuesta al hambre del mundo; no es una panacea. Y continúa: ‘Los de mayor riesgo son los niños que recibieron leche de fórmula de soja, los vegetarianos que toman soja como sustituta a la carne y los adultos con enfermedad cardíaca o mujeres menopáusicas medicados con suplementos de soja.(…) Las personas con problemas de tiroides, reproductivos o con riesgo de cáncer de mama deberían tener cuidado con la ingesta de soja’.

Sea cierto o no todos estos estudios científicos y toda la información que nos dan estos doctores, lo que tengo muy claro es que para mi se acabó recomendar la soja incluyendo los fermentados. Mi intuición me dice que ya es hora de abandonar esta legumbre, que ya es hora de regresar a casa, si, a nuestra casa donde podemos nutrirnos de alimentos autóctonos y más ricos en todos los sentidos.
Como ya he dicho en alguna ocasión: Renovarse o morir. Eso es lo que me toca a mi y a los míos hacer.
Salud y Buenos Alimentos.
Yo Isasi
www.nutricionencasa.com


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