Revista Cocina
Cuando iba al instituto, mis amigas y yo nos apuntamos a un viaje de esquí a Andorra que organizaron los profesores de Educación Física. Reconozco que no iba nada convencida. Me compré el equipo complejo (un mono rosa cuquísimo) y allá que fuimos. Al principio, todo fue bien, hasta que empecé a aburrirme y agobiarme. Resultó que una semana esquiando de 9.00 a 17.00 todos los días no era lo más divertido para un grupo de casi adolescentes que apenas controlaban sus movimientos.
Fue muy tedioso estar tantas horas en la estación en la misma pista verde. Subiendo por la cinta y bajando por la rampa una y otra y otra vez. El esquí me llamó la atención, pero no creí que fuera para mí.
Sin embargo, la nieve me encanta desde siempre y veía que mucha gente se sumaba a las vacaciones de invierno, por lo que se me quedó una espinita clavada y siempre quise darle otra oportunidad. Así fue como convencí a Manu (bueno, tampoco hizo falta convencerle demasiado...) para irnos a los Pirineos a ponernos los esquís. Me alegro de haberlo hecho, porque he descubierto que me encanta este deporte.
Elegimos la estación de Panticosa por proximidad y porque nos pareció mejor para empezar. Tenía muchísimas ganas, pero era un poco escéptica en cuanto a recuperar todo lo que había aprendido doce años atrás. Como era la primera vez para Manu, contratamos a un profesor particular que nos enseñó/recordó todo lo que necesitábamos saber. Lo pillé muy fácilmente y lo pasamos genial.
Lo malo es que escogimos un día muy ventoso y las ráfagas de aire eran muy fuertes y molestas. A veces ni siquiera tenías que usar los palos, el viento te empujaba sin esfuerzo. Sin embargo, a la hora de comer pudimos quedarnos en la terraza del bar porque hacía bastante sol y se estaba de maravilla. Es curioso que en esas circunstancias apenas pasas frío, y luego aquí, cuando nieva, necesitas tres pares de guantes...
Lo mejor de todo fue el après-ski, por supuesto. Nada más llegar al hotel, me tomé una buena taza de chocolate calentito frente a la chimenea. Luego nos dimos una sesión de spa relajante y como nuevos.
Aunque este viaje estaba planeado como un 'ski trip', por diversas causas decidimos cambiar las pistas por las motos de nieve. Quizá es un poco costoso, pero merece la pena infinitamente. El hotel nos reservó una excursión con la empresa Tena Park, que realiza sus actividades en un sitio llamado Valle de la Partacua, una inmensa explanada de nieve rodeada de montañas.
El sitio era absolutamente impresionante. Todo blanco, mirases donde mirases. Uno de esos lugares que te sorprende que exista en tu país y tú sin saberlo.
Al principio condujo Manuel. Hicimos algunas paradas para hacer fotos, hablar y descansar, y después conduje yo. Me recordó a mis antiguos juegos de la PS2 y la verdad es que no se me dio nada mal. Y, ojo, que yo suelto admitir mi torpeza en todo. Fue MUY divertido. Una gran experiencia.
No voy a linkear mi ropa porque me parece que no tiene nada de especial. Si tenéis alguna duda o consulta podéis preguntarme a través de mis redes sociales 😄. Simplemente os cuento: como la mayor parte de mi equipo de nieve ya no me valía (tenía 13 años...), cogí lo necesario sin gastarme mucho. La chaqueta es de Decathlon, los pantalones son de Neak Peak (comprado en Forum Sports) y las gafas las cogí en Amazon.
Lo demás no lo compré, salvo las botas, que os las enseñé en el post anterior. Los guantes de ski son de Decathlon (los azules), pero de hace doce años, y son geniales porque tienen un espacio para soplar y ese aire se calienta y te templa las manos si las tienes frías. Debajo llevaba otro par de guantes de esos con los que puedes usar el móvil, todo un acierto. Creo que no hace falta que lo diga, pero también llevaba un gorrito de colores, una braga para el cuello, una sudadera térmica y unos leggings térmicos. Todo me lo dio mi madre de sus cosas de deporte al aire libre, así que no sé muy bien dónde lo compró.
De todas formas, no tiene importancia nada de esto. Yo lo pongo porque a veces me preguntáis, pero simplemente es ir a Decathlon, que tienen de todo, o comprar en cualquier tienda de deportes o en Amazon lo que se necesita, que es básicamente todo eso. Esto lo digo solo para los debutantes, claro, porque si sois pro ya sabéis qué necesitáis y dónde comprarlo, y este equipo es muy, muy basiquito. Para una escapada al año está genial.
Fotos hechas por Manuel Laya + iPhone