¡Arriba, siempre arriba!

La Inspiración, que siempre nos lía con sus ideas, nos ha convocado para el mundialmente conocido PREMIO DCP (Defensor de Causas Perdidas)

Que consiste en tomar partido por una de las dos causas: Arriba ó abajo. Se elije una de las dos y se defiende con uñas y dientes, al final gana el que defiende la causa que ha tenido menos seguidores, osea que menos gente escogió para defender. Espero que mañana vean mi premio en la imagen destacada de este post.

ARRIBA

Como no podía ser de otra forma ¡Por favor!

Está claro señoras y señores aunque algunos digan lo contrario ¡Todos quieren estar arriba!

Sí sí, no se me hagan los suecos al respecto.

En el trabajo, por ejemplo, ¡todos preferimos estar arriba! Arriba está el poder, los puentes, los coches de empresa, los gastos de representación, los despachos con ventanas a la calle. No conozco a nadie que disfrute siendo la señora de la limpieza pudiendo ser la directora de operaciones ¡no me jodas!

Bueno sí, si no has logrado ascender ó te han quitado el puesto con el que soñabas (que siempre está arriba, por supuesto) es cuando vas y sueltas lo de “que va, lo mejor es no significarse, así puedes vivir tranquila en tu agujero y nadie te amarga la vida. Eso lo dices a la vez que te secas las babas de envidia y le deseas una plaga de ladillas salvajes al desgraciado que ha conseguido tu soñada posición.

¿Y en el teatro?

En el teatro disfrutamos cuando el telón está arriba, la obra nos sumerge en la fantasía y nos hace olvidar, por un rato la realidad que vivimos.

Cuando está abajo, ó la función no ha empezado y te tienes que levantar tres mil veces a dejar paso a todos los de la fila, porque los que tienen butacas al fondo, siempre llegan tarde para que tú te tengas que levantar, coger el abrigo, el bolso, el fular, si estabas haciendo algo en el móvil, el móvil; vamos el caso es fastidiar ó la función se acabó y solo te queda irte a pagar una pasta por cenar y encima “de prisita señores que la cocina está a punto de cerrar” y tú ahí engullendo las viandas y el tío que te arranca la visa de las manos, para ir adelantando y estás a punto de echar el “secreto de frambuesas con crema de albaricoque perfumado con reducción de lima pintona” en el bolso para comértelo en el coche y te bebes la botella de vino a borbotones y luego viene lo de “conduces tú, que yo estoy pedo” “yo más” “no, yo más” “Tú verás, yo voy a tomarme el postre, que lo llevo en el bolso”…

¡Y en la cama, no hay duda!

En la cama, por supuesto arriba ¡siempre arriba!

Puedes cabalgar a la grupa de los sentidos y además puedes disfrutar en todo su esplendor, cómo tu pareja agoniza de placer.

Cuando estás abajo a lo más que llegas es a la cansina recomendación “cari, lo del salto del tigre es una leyenda urbana, te lo prometo. Si insistes en lanzarte del armario terminamos en urgencias y luego no vale decir lo de, explícalo tú que tienes más imaginación”

Sí queridos amigos, defender esta postura, lo de arriba digo, es una completa obviedad. ¿O no nos pasamos toda la vida trabajando y luchando por llegar a lo más alto?

Queridos amiguitos, lo más alto está arriba.

Señoras y señores está completamente comprobado que lo mejor está arriba. Por eso los áticos son más caros que los sótanos, un viaje espacial cuesta mucho más que un curso de submarinismo y Dios está en los cielos y los políticos aquí abajo.