Mercedes recuerda, desde pequeña, que en casa su madre los ponía de vez en cuando con el disgusto general de ella y de sus hermanos. Su madre no era mujer de dejar de hacer un plato por caprichos y allí no se hacía otra cosa para contentarlos, es lo que había y por tanto lo único que llevarse a la boca, salvo el arroz en blanco compañero indispensable y que no se deseaba teñir bajo ningún concepto. La mayor parte de las ocasiones respondía el menú al antojo del "cabeza de familia". La madre de Mercedes disfrutaba viendo cómo su marido (el pater familias) se relamía de gusto paladeando sus comidas, entre las cuales estaban estos dichosos chipirones ¿Qué era lo que pensaban sus hermanos y ella cuando los veían sobre la mesa? pues que no habría nadie en la tierra que los obligara a comérselos ¡tan negros! ¡tan negros! pero siempre, en más o menos cantidad, acababan en sus estómagos, tragados si masticar, con las lágrimas en los ojos a punto de desbordarse y dando alguna arcada que otra. ¡Esto sí que era sudar tinta, jajaja!
Anécdotas graciosas que en su momento parecieron tragedias. No mucho tiempo después la dictadura de aquellos tiempos se transformó inclinándose la balanza del otro lado. Los hijos tomaron las riendas de lo que se debía comer en casa con el consentimiento de la mamá: "Prepárate papá -le dijo Mercedes- que desde hoy, comemos pasta, hamburguesas, pizzas, patatas fritas con ketchup y mayonesa, kebab, perritos calientes... ¿que eso es malo? ¡qué dices! si cuando "voy al baño" ni se notan (no me hagáis ser más clara, jejeje). Un cuentecillo para haceros sonreír. Me dicen que la tinta del chipirón produce buenhumor.
Ingredientes:
- Chipirones ¼.- Tinta de jibia o calamar 1 sobre.- Cebolla 1 trozo.- Ajos 1.- Salsa de tomate 2 cdas.- Jerez oloroso 1 vasito.- Perejil.- Aceite de oliva 6 cdas.- Pan rallado un poquito (si es necesario para espesar la salsa).- Sal.
Elaboración:
Limpiamos muy bien los chipirones de pieles, vísceras y picos de las patas. Lavamos.
En un recipiente de barro sofreímos la cebolla y el ajo picados. Ya pochados incorporamos los chipirones (hay quien los pone cortados en rodajas, yo prefiero ponerlos enteros y luego cortarlos en el plato) y rehogamos diez minutos.
Disolvemos la tinta con un poco de vino. A continuación ponemos el tomate, el vino y la tinta y cocemos diez minutos más. Si hubiera quedado la salsa clara espesamos con un poquito de pan rallado.
Servimos con perejil picado por encima y calientes, templados o fríos.