A la hora de resolver un postre que pueda gustar a toda tu familia o que te permita improvisar un final de comida con una preparación fácil (pero deliciosa; creeme que no son términos antagónicos), éste - te garantizo - le gana por varios cuerpos a muchos otros que andan dando vueltas por ahí. Incluso, puede convertirse en una "Señora Merienda" o en un tentempié sabroso para cualquier momento del día.
¿Estás haciendo dieta? Bárbaro. ¿A tus hijos les cuesta incorporar frutas en sus comidas? Esta es una excelente opción: combinarás fibras, frutas y proteínas. ¿Qué más se puede pedir?
Antes de comenzar, te presento a los protagonistas de hoy: Los duraznos son ricos en vitaminas (del grupo A, B y C) y minerales (Potasio y Fósforo).
Las ciruelas ayudan a prevenir la anemia por su alto contenido en Hierro. Además, contienen Magnesio, Potasio y Sodio, vitaminas C y E (excelente antioxidante) y poseen alto contenido de fibras.
Bueno, presentaciones hechas; ahora sí: la receta.
Lavá muy bien con cepillito para limpiar en tooodos los rincones (porque la idea es no sacarle la cáscara a las frutas que vayas a usar. Te recuerdo, allí se encuentran los minerales, las vitaminas y la fibra que le hacen muuuy bien a tu cuerpo. Si te molesta, podés pelarlas, pero vos te lo perdés...) y cortá 1 durazno amarillo (es mejor que el blanco, pero si es lo que tenés en casa y se trata de improvisar algo rico, adelante con el blanco). Tres cuartas partes de tu durazno, las vas a cortar en cuadrados medianos (no querés que tus comensales no sepan lo que comen; además, quedan más vistosos). La última cuarta parte, la cortás en rodajas finas y las reservas para decorar.Aparte, hacé lo mismo con una ciruela bien regordeta y sabrosa (pero a ella cortala toda en cuadrados parejos).
Hagamos un paréntesis: A mí, la fruta me gusta con su sabor natural (especialmente, si elegimos para usar en esta receta las que vemos más maduras y pintonas); por ello, no les agrego azúcar (en ninguna de las versiones), ni edulcorante en polvo, ni miel. Pero, si te gusta súper dulce, elegí la opción que más se ajuste a tu paladar y mezclala con tus frutas (maceralas por una media hora para que larguen sus jugos) antes de incorporarlas en tu postre.
Colocá un colchón tupido de duraznos en el fondo de tu copa (elegí una alta y de boca ancha, así la cuchara llega con comodidad biiien hasta el fondo). Encima, cubrí con una capa generosa de yogur de vainilla (light o entero, a tu gusto). Ahora, sumá un colchón abundante de ciruelas y otra capa generosa de yogur. Continuá así hasta completar tu copa. A modo de decoración, colocá las rodajitas coquetas y tentadoras de durazno que reservaste. Servila bien fría y depués recolectá elogios.
Las variantes para esta recetas son miles: frutos del bosque (frutillas, arándanos, frambuesas y moras) con yogur de vainilla o de frutillas, bananas y manzanas con yogur de vainilla, peras y manzanas con yogur de vainilla, frutillas y kiwis con yogur de frutillas, cerezas y duraznos con yogur de vainilla...Para desayunar, podés añadirle un puñado de granola y listo. Es perfecta, fácil y deliciosa.
Probala. No hay excusa. Es tan simple que el éxito está asegurado. Es un postre ideal para acompañar una comida "querendona" (de esas que nos acordamos todo el día), para reemplazar una cena o la merienda, para comer después del gimnasio o de la actividad deportiva, para quienes hacen dieta y para los que desean algo sano.
Intentá tus propias combinaciones y comentame cómo resultaron.